Escribe Paco Mira:
ESPÍRITU, ¿DÓNDE ESTÁS?
Creo que puede ser la
pregunta de muchos o que muchos se hacen, no solamente ahora, sino que siempre
se hicieron. Pero claro, si ahondamos un poco más, lo curioso es que muchos se
preguntarán, ¿qué es el espíritu?. Sin duda es una palabra que se utiliza para
mucho y por muchos y quizás sea la respuesta de pocos o de nada. Si nos
acercamos al diccionario, las respuestas son tantas y tan variadas que uno no
sabe con cuál quedarse. Pero el espíritu
por ahí anda.
Sin embargo si les pregunto y me
pregunto, pero ¿no lo notan o no lo notamos?. ¿No notan que el espíritu tiene
que estar flotando en el ambiente?. Uff, Paco, ¡que complicado me lo pongo o
nos lo ponemos!. Pablo, cuando llega a la comunidad de Efeso, se da cuenta que
muchos han oído hablar del Espíritu, pero que no lo ubican en ninguna parte, no
lo notan por ningún lado y lo que es peor: ni quieren ubicarlo. Pablo, su
labor, va a ser que por lo menos sepan identificar las señales de ese Espíritu.
Este
fin de semana es Pentecostés, la fiesta del Espíritu por excelencia. Y no es
Pentecostés porque vayamos caminando hacia la aldea donde vamos a ver a la
Virgen del Rocío. Es Pentecostés, porque pasados cincuenta días, alguien nos
dijo que recibiéramos el Espíritu Santo. Seguro que también sopla en la Aldea
del Rocío, pero no solamente este fin de semana, sino todo el año. Seguro que
sopló y sigue soplando en Fátima, cuando a principios del siglo XX, María,
nuestra madre, dicen que se apareció a Lucía, Francisco y Jacinta. María no dejó
de interceder, de escuchar la plegaria y las súplicas de sus hijos. El Espíritu
del Padre, desde entonces, antes y ahora sigue y seguirá soplando.
Me gustaría que no
nos fijásemos solamente en los días que marca el calendario para hacer aquello
que tenemos que hacer. Lo más probable es cuando el “ espíritu del 15M”
soplaba en la puerta del sol, el aire fresco que muchos notamos en la cara y
quizás también en el corazón de cada uno en relación a nuestra vida social, nos
impulsaba a pensar que podíamos hacer un montón de cosas que no están hechas y
que había que hacer. Se fue aquella fecha y parece que también se fue el
espíritu porque volvemos a estar en lo mismo.
Quiero fijarme en
que a través del Papa Francisco, el aire que despide el espíritu en nuestra
Iglesia es un aire fresco que invita a la frescura y a la alegría; que invita
al contagio; que invita a seguir buscando alternativas de renovación, a pesar
que puede haber voces, incluso dentro de la Iglesia, que no quieren que esa
renovación se produzca. No creo que ese sea un espíritu malo, porque el
Espíritu siempre es bueno.
Alegría me produce
cuando el Espíritu sopla en tantos y tantos corazones solidarios que
simplemente por su compromiso del que nos ha dicho “reciban el Espíritu Santo”,
entregan su vida desinteresadamente para que otros crezcan o que por lo
menos puedan tener lo mínimo para poder sobrevivir. ¡Cuántas Ong, cuantos
organismos oficiales, cuantas personas anónimas…. Que hablan en nombre de un
gran acontecimiento que llamamos buena noticia y traducimos por evangelio.
Ya ven como se
puede responder a la pregunta, ¿espíritu, dónde soplas?. Siempre sigue
soplando, siempre sigue dando posibilidades de acogida y de ayuda; siempre
quiere tener una palabra oportuna en el lugar adecuado y en el momento
oportuno. En Efeso quizás no tenían la oportunidad que nosotros tenemos hoy,
por eso Pablo se encontró la comunidad que se encontró. Hoy podemos decir con
la canción: “..,. y déjame sentir, el fuego de tu amor aquí en mi corazón,
Señor”
Hasta la próxima.
Paco Mira
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