Escribe Paco Mira:
EN LA FÁBRICA DE CURAS:
PIEDRAS NO. PERDÓN SÍ.
PIEDRAS NO. PERDÓN SÍ.
Estamos en el año de la
misericordia. Lo más probable es que no nos cansemos de recordarlo a lo largo
de lo que dure. Y no nos cansaremos, entre otras cosas porque el Papa Francisco
lo recuerda con cierta frecuencia. Le
dirá a los curas que no sean acusadores de pecados sino pastores de la
misericordia. Qué bonita la frase, pero qué difícil el cumplimiento, sobre todo
en quien a veces tiene la "sartén por el mango" y se dirige a los
suyos en nombre del Padre, del Hijo y también del Espíritu.
Este año, por el capricho del
calendario y al coincidir el día del Seminario con la víspera del Domingo de
Ramos, la fiesta de la vocación se adelanta. Y hablo de fiesta, de vocación...
porque entiendo que la respuesta a la llamada a la que cada uno se siente
invitado, tiene que ser un motivo de gozo, de alegría... porque en el fondo
tenemos que ser servidores de los demás.
Una vez alguien me dijo que el
seminario era una fábrica donde se hacían curas. La verdad que no ha mentido
del todo, pero dicho así parece algo muy banal. Pero siguiendo con el símil, yo
diría que es una fábrica que no sé si andará cerca de la suspensión de pagos.
Una suspensión de pagos, porque los trabajadores cada vez son menos y las
retribuciones no siempre son las que uno espera por un trabajo de muchas horas,
sin límite en el tiempo y abierto las 24 horas y casi sin días libres.
Quizás las causas por las que cada vez
hay menos trabajadores en esa fábrica,
las podríamos achacar a la situación social convulsa y en declive que
estamos viviendo. Pero a lo mejor sería tranquilizar nuestra conciencia. A lo
mejor hay que buscar el grado de compromiso que la sociedad de hoy en día tiene
en infinidad de situaciones, entre ellas las del sacerdocio. Habrá que
buscarlas en el grado de implicación sin recibir nadad a cambio del mundo
actual. Habrá que buscarlas en seguir siendo fiel a un mensaje, a una Persona
que a la mayoría de los mortales de hoy, quizás no le diga nada.
Es curioso que el evangelio de este
domingo (Juan 8) nos presenta una realidad que puede ser hoy la vía de escape
para muchos. Hace poco conmemorábamos el día de la mujer y muchas mujeres que
se dedican a la prostitución quizás, para muchos, no sean personas con
derechos, sino objetos de los que puedo disponer porque por ello pago. En la
época de Jesús, era un delito, pero él pregunta ¿quién está libre de pecado?, ¿quién está libre de errores? ¿quién
está libre de acusaciones?, pues.... que empiece a tirar piedras, pero ....
contra su cabeza.
El Seminario es la fábrica sí de curas,
pero también es donde se debe moldear el corazón para la misericordia. Es el
lugar donde se debe moldear el corazón para abrirse a los demás. Nunca debe ser
el lugar donde habitualmente se dice que no. El seminario ha de ser el lugar
que sirva de ejemplo donde salen personas que han de ser fieles para tantos y
tantos que buscan un refugio a tantos males que les puedan achacar.
El seminario ha de ser el lugar desde
donde se envía a la gente a la reconciliación. Lo más probable que se
encuentren infinidad de situaciones de miseria humana y como decía San Agustín,
"frente a la miseria, misericordia". ¡qué bonita frase, qué difícil
cumplimiento!. El perdón siempre tiene que tener una nueva oportunidad, nunca
tiene que cerrar puertas. La prostituta tuvo también su segunda opción.
Ojalá que nuestros seminarios sean
espejos de hombres de reconciliación, de perdón, de concesión de segundas
oportunidades, de frases como yo no te condeno. Ojalá que nuestros seminarios
sean lugares de personas coherentes de vida y de ejemplo. Que sean fieles al
estilo de un tal Jesús y que puedan ser espejo donde muchos creen verse y
puedan, mediante su ejemplo, sentir una llamada que puede estar escondida.
Hasta la próxima.
Paco Mira
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.