viernes, 11 de marzo de 2016

EN LA FÁBRICA DE CURAS: PIEDRAS NO. PERDÓN SÍ.

 Escribe Paco Mira:

EN LA FÁBRICA DE CURAS:
PIEDRAS NO. PERDÓN  SÍ.

      Estamos en el año de la misericordia. Lo más probable es que no nos cansemos de recordarlo a lo largo de lo que dure. Y no nos cansaremos, entre otras cosas porque el Papa Francisco lo recuerda con cierta frecuencia.  Le dirá a los curas que no sean acusadores de pecados sino pastores de la misericordia. Qué bonita la frase, pero qué difícil el cumplimiento, sobre todo en quien a veces tiene la "sartén por el mango" y se dirige a los suyos en nombre del Padre, del Hijo y también del Espíritu.

         Este año, por el capricho del calendario y al coincidir el día del Seminario con la víspera del Domingo de Ramos, la fiesta de la vocación se adelanta. Y hablo de fiesta, de vocación... porque entiendo que la respuesta a la llamada a la que cada uno se siente invitado, tiene que ser un motivo de gozo, de alegría... porque en el fondo tenemos que ser servidores de los demás.

         Una vez alguien me dijo que el seminario era una fábrica donde se hacían curas. La verdad que no ha mentido del todo, pero dicho así parece algo muy banal. Pero siguiendo con el símil, yo diría que es una fábrica que no sé si andará cerca de la suspensión de pagos. Una suspensión de pagos, porque los trabajadores cada vez son menos y las retribuciones no siempre son las que uno espera por un trabajo de muchas horas, sin límite en el tiempo y abierto las 24 horas y casi sin días libres.

         Quizás las causas por las que cada vez hay menos trabajadores en esa fábrica,  las podríamos achacar a la situación social convulsa y en declive que estamos viviendo. Pero a lo mejor sería tranquilizar nuestra conciencia. A lo mejor hay que buscar el grado de compromiso que la sociedad de hoy en día tiene en infinidad de situaciones, entre ellas las del sacerdocio. Habrá que buscarlas en el grado de implicación sin recibir nadad a cambio del mundo actual. Habrá que buscarlas en seguir siendo fiel a un mensaje, a una Persona que a la mayoría de los mortales de hoy, quizás no le diga nada.

         Es curioso que el evangelio de este domingo (Juan 8) nos presenta una realidad que puede ser hoy la vía de escape para muchos. Hace poco conmemorábamos el día de la mujer y muchas mujeres que se dedican a la prostitución quizás, para muchos, no sean personas con derechos, sino objetos de los que puedo disponer porque por ello pago. En la época de Jesús, era un delito, pero él pregunta ¿quién está libre de pecado?, ¿quién está libre de errores? ¿quién está libre de acusaciones?, pues.... que empiece a tirar piedras, pero .... contra su cabeza.

         El Seminario es la fábrica sí de curas, pero también es donde se debe moldear el corazón para la misericordia. Es el lugar donde se debe moldear el corazón para abrirse a los demás. Nunca debe ser el lugar donde habitualmente se dice que no. El seminario ha de ser el lugar que sirva de ejemplo donde salen personas que han de ser fieles para tantos y tantos que buscan un refugio a tantos males que les puedan achacar.

         El seminario ha de ser el lugar desde donde se envía a la gente a la reconciliación. Lo más probable que se encuentren infinidad de situaciones de miseria humana y como decía San Agustín, "frente a la miseria, misericordia". ¡qué bonita frase, qué difícil cumplimiento!. El perdón siempre tiene que tener una nueva oportunidad, nunca tiene que cerrar puertas. La prostituta tuvo también su segunda opción.

         Ojalá que nuestros seminarios sean espejos de hombres de reconciliación, de perdón, de concesión de segundas oportunidades, de frases como yo no te condeno. Ojalá que nuestros seminarios sean lugares de personas coherentes de vida y de ejemplo. Que sean fieles al estilo de un tal Jesús y que puedan ser espejo donde muchos creen verse y puedan, mediante su ejemplo, sentir una llamada que puede estar escondida.

      Hasta la próxima.

         Paco Mira


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