viernes, 2 de octubre de 2015

Escribe Paco Mira

SI ES NECESARIO.... 
TAMBIÉN CON PALABRAS

           ¿Saben?. Hoy tengo, como Alejandro Sanz, el corazón partido. Pero no porque no tenga claro a quien hay que seguir primero, sino porque me gustaría que el santo de este domingo tuviera más relevancia en las homilías de turno, pero claro... la liturgia correspondiente no le va a dar respiro. Y tengo el corazón un poco partido, porque el santo que conmemoramos en este domingo, no tiene parangón o quizás no tiene un doble, aunque él lo intentó como doble del grande de Nazaret.

         Estamos, curiosamente, en una época en el que el pensar no tiene mucha vitalidad, el reflexionar como que no se lleva mucho, y prueba de ello es que en los sistemas educativos la asignatura de filosofía, o historia del pensamiento humano, cada vez va teniendo menos caché, en favor de tecnologías o asignaturas de económicas. E incluso me atrevería a pensar que en los colegios, el rincón del pensamiento está llamado a la desaparición.

         Y esto viene a cuento porque "un ejemplo vale más que mil palabras". Es más: en la enseñanza cuando se quiere que un alumno entienda algo recurrimos a algún ejemplo que por similitud se pueda entender aquello que queremos expresar. El santo de este fin de semana es ejemplo viviente de cómo se tiene que llevar a la práctica el evangelio, de cómo se pone en marcha el mecanismo iniciado por un tal Jesús de Nazaret; es el ejemplo viviente de como teniendo todo lo que una persona puede tener renuncia a ello, incluso a su propia familia, para ser consecuente con un mensaje que en un principio entiende mal "ve y repara mi Iglesia que amenaza ruina".


         Es curioso como el Papa Francisco, hoy en día, en el siglo XXI, está intentando levantar lo que hasta ahora parecía abocado a algo parecido sino a una ruina, a algo que igual se iba carcomiendo, está buscando una Iglesia que dentro de sus defectos y pecados sea cercana, limpia y transparente acorde a los tiempos que corremos y acorde al mensaje de Jesús de Nazaret. No es porque todo el mundo lo pida, sino porque es lo que tiene que ser. A veces no lo entendemos.

         Eso es lo que hizo el gran Francisco de Asís, el santo de nuestro fin de semana. Un hombre de corta estatura pero de gran corazón, que no le hizo falta hablar mucho, ni escribir grandes discursos, sino que su vida fue la mejor palabra, igual que el de Nazaret, que la Palabra se hizo carne. Es que es lo que tiene que ser: carne con la carne, para entender el mundo en el que vivimos. El Papa nos lo recuerda, si es necesario, también con palabras.

         Es por ello que no solo a nivel individual hay que vivir al santo, se puede hacer en familia y el evangelio de este fin de semana nos lo recuerda: todos somos iguales ante los ojos de Dios, no tiene por qué haber distinciones entre los hombres y las mujeres; ambos tienen que tener igualdad de derechos y de deberes, incluso creo que es una buena oportunidad para que dentro de la Iglesia se de el caso "si es necesario también con palabras", y estas a quien le corresponda. Que bonito que todos, creados a imagen u semejanza de Dios, no tengamos distinciones.

         Amigos, hagamos el propósito, todas las mañanas de poder cantar: alabado seas, mi Señor, por las criaturas, por los árboles, por las flores, por los pájaros, por los peces, por mis hermanos, por el sol... e incluso por la hermana muerte corporal. Francisco fue capaz de contemplar a los demás como la realidad viviente del padrenuestro, como hermanos, especialmente los leprosos, especialmente los más necesitados de nuestra sociedad.

         Me aplico el cuento, de hablar menos y hacer más, de poder ser ejemplo más que mil palabras, de mirarme un poquito más al espejo de Francisco, el pobres de Asís.

      Hasta la próxima.

         Paco Mira.


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