BAJO MI PUNTO DE
VISTA
Juan Santana
“Se acaban las
vacaciones”
Como siempre he tenido
claro que todas las despedidas son tristes, todos mirarán al cielo, porque
imploran el poder volver el próximo año.
Unos dejan las casas que habían
alquilado para el verano, aunque otros ya cuentan con una vivienda de su
propiedad, motivo de disculpa para venir a limpiarla de vez en cuando, por
supuesto, siempre en fin de semana.
Todos los que tengan un
vecino que se quede en el pueblo se despiden diciendo: ¡Por favor, échale un
ojo a la casa de vez en cuando!
Y ahí van, carretera
adelante, contando las anécdotas del verano, como queriendo pensar de que aún
están de vacaciones.
Recuerdo que en mis años
de niñez, el pueblo pasaba de ser un trasiego constante de gente, a quedar tan
solo con los vecinos de Arinaga, pues si te ponías a caminar después de
almorzar, podías pensar en lo que quisieras, ya que no había gente que te
interrumpiera, a pesar de que me traten de exagerado.
Ya sé que hoy en día es
muy diferente, porque muchos han fijado su residencia aquí, pero sobre todo
pienso en esos mayores que un día se ilusionaban con tener una casa en la
playa, cosa que les permitiría caminar sin prisas por la Avenida , disfrutando del
paisaje y ver las pequeñas y grandes olas que suben y bajan sin descanso,
teniendo como meta la orilla de la playa.
Para terminar, me gustaría
contar algo que ví en esos años, aunque ahora me gustaría haber tenido una
máquina de fotos para que mi afirmación no quedara en entredicho.
Resulta que uno de esos
años en que la gente retornaba a sus casas, en este caso creo que a Agüimes,
pues era el antiguo “coche de hora” que hacía esa ruta, yo ví pasar el coche,
pero al coger una curva me dejó como estampa la parte de atrás, donde llevaba
abierta la puerta de la parte baja, destinada a poner maletas y bolsos, pero en
esta ocasión iba con una carga muy diferente, pues era una cabra la que iba
bien echada, mirando el paisaje pero sin asustarse lo más mínimo.
No es ninguna broma, pero
pensé que sus dueños, en vez de ir a buscar la leche y darle su comida,
prefirieron llevarla con ellos de vacaciones a la playa, aunque supongo que no
a bañarse en el agua salada.
No es por nada extraño, sino que el
bañador para ella no lo consiguieron y todavía no había llegado la moda del
“destape”.
A pesar de mi broma, lo de la cabra en
el “coche de hora” es cierto.
Juan Santana Méndez
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