Escribe Paco Mira
POR FAVOR: ¡NO PAGUEN EXCESO DE EQUIPAJE!
Déjenme antes de comenzar
a compartir mi carta semanal, que comparta también los errores. Más que errores
que uno comete no a propósito, sí correcciones que a uno le hacen. Me gusta.
¿saben por qué?: porque lo que comparto lo lee más de uno, y ¿qué quieren que
les diga?. Me gusta. Lo primero pedirle disculpas a Juan Francisco por no
mencionarlo en la carta de la semana pasada. Juan Francisco, es el nuevo
diácono de Tunte, incardinado en Madrid. Juan Francisco mi felicitación para ti
y los tuyos, y por supuesto felicitación para el pueblo de San Bartolomé de
Tirajana: ¡pocos, creo, se quedaron en la cumbre!. La ocasión lo merecía.
Disculparme también
porque las campanas no "replican",
sino que repican. Gracias a los lectores.
Gracias a ellos voy aprendiendo cada día un poquito más.
Bueno, metiéndonos en
harina, hoy en día las compañías aéreas parece que nos inculcan que vayamos de
viaje con el menor peso posible. Si hace quince o veinte años se podían llevar
treinta kilos en una maleta, ahora son veintitrés, pero no solo eso: en algunas
compañías ya solo dejan llevar el equipaje de mano, si quiere usted maleta,
tiene que pagarla. La verdad no se si es por el peso del avión o por el interés
de ganar un poco más de dinero, si ya era poco.
Pero, casualidades de la
vida, el evangelio de este fin de semana parece que en el tiempo se ha
adelantado a las compañías aéreas y ya Jesús, hace dos mil años, les decía a
sus amigos que hay que llevar solamente el equipaje de mano, nada de maletas,
nada de alforjas para el camino, nada de dos túnicas. ¿Se dan cuenta, cuando
vamos de viaje, la cantidad de cosas que metemos en las maletas que después no
utilizamos?. ¡Qué sabio era el maestro!. Claro por eso era Maestro.
Pero lo más probable es
que Jesús no se refiera a las cosas materiales, a las maletas que hay que pesar
antes de embarcar. ¿Cómo está de ocupado la maleta de nuestro corazón?. Da la
impresión, sobre todo en verano, que estamos tan cargados de sol, de arena, de
nuestro pinchito, de la hamaca.... que no tenemos tiempo para compartir la fe;
no tenemos tiempo y nuestro corazón está tan cargado que excede de peso y Jesús
no tiene cabida.
Mi abuela, que era una
mujer sabia o eso al menos me parecía a mí, me decía que había que comer poco y
andar alegres. Es casi lo mismo. Cuando uno va cargado de cosas, cuando las
manos son pocas para llevar todos los bultos que uno tiene que llevar, no sólo
tropieza y se le caen las cosas, sino que incluso se puede pasar de puerta de
embarque y perder el avión.
El andar alegres y
ligeros de equipaje tiene que ser la seña de identidad del seguidor de Jesús.
El propio Jesús (Mc 6, 7), no se complica la vida a la hora de viajar por los
caminos polvorientos de su tierra. Un camino que lo más probable es que ese
mismo polvo no le enturbiaba la visión para ver con claridad las necesidades de
los demás.
Qué bonito tiene que ser
que incluso en los meses de verano, con lo que cada uno es y tiene, como lo
hizo el profeta Amós que era pastor y cultivador de higos, con la sencillez de
cada uno de nosotros, con nuestras virtudes y defectos... podamos anunciar que,
como dice la canción, "que Cristo vive", que camina con nosotros, que
se tumba en la arena con nosotros, que se baña con nosotros. A Amós le pasó lo
mismo, titubeó, dudó, etc.. porque no tenía formación. Es que Dios no nos mira
el título de la carrera universitaria.
Dejo para el final, mi
solidaridad con mi buen amigo Monseñor Agrelo, que acogió en la catedral a los
inmigrantes en Tánger. Los pastores son los que van delante, o detrás, guiando
las ovejas y dando ejemplo y Fr. Santiago Agrelo guía a los suyos y creo que a
mí también
Hasta la
próxima
Paco
Mira
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.