viernes, 13 de marzo de 2015

¡QUÉ DIFÍCIL ES LA ENTREGA!

Escribe Paco Mira:
¡QUÉ DIFICIL ES LA ENTREGA!

            Con su permiso voy a hacer algo que normalmente no hago, y es volver atrás. En concreto al domingo pasado, en la que en todo el mundo se ha celebrado el día de la mujer trabajadora. Me gustaría reseñar solamente una breve pincelada de unidad. De unidad con todos aquellos que han valorado lo  evidente: la grandeza de una mujer, pero en todos los sentidos.  A las mujeres por ser soñadoras, atrevidas, complicadas, apasionadas, inteligentes, guapas... Me quiero unir a los que han gritado que hay que tener en cuenta el curro, el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo, el tesón.... de tantas y tantas mujeres en la vida y que a veces, por desgracia, no se le reconoce lo más mínimo.

         Dicho esto me uno a reconocer a las mujeres por ser capaces de generar lo más grandioso que existe en la vida: la VIDA y esta con mayúsculas, gracias a esa capacidad (la de mi madre) estoy aquí y gracias a esa capacidad (la de mi mujer) ha nacido mi hija. Lo que no se qué tiene que ver que se quiera reconocer el derecho contrario, "yo con mi cuerpo hago lo que quiero, aborto libre". Quien genera vida no puede al mismo tiempo querer la muerte. No decidamos por nadie. Y ahí dejo la reflexión.


         Ahora sí. Ya estamos cerca de acabar la cuaresma: esos cuarenta días que nos han de llevar a la gran fiesta de los cristianos, la Pascua. Y el evangelio de este fin de semana nos presenta un interesante diálogo entre Jesús y un tal Nicodemo (Jn 3,14-21). Nicodemo, es un fariseo y curiosamente va a ver a Jesús en la oscuridad, de noche. Y el mensaje, el no fariseo, el de Dios es un mensaje de luz, de día, de claridad, no de tinieblas ni de oscuridad. Dios, a través, de este mensaje nos va descubriendo sus planes.

         Los planes de Dios, como los caminos, no son nuestros planes ni nuestros caminos, aunque los podemos hacer propios. Dios está enamorado de su obra. Como un padre o una madre que quiere con locura a su hijo/a; que los ojos de estos están día y noche pendientes de su retoño...así es la obra de Dios y la quiere tanto que nos entregó a su hijo. Nadie entrega lo que más quiere si no es por la plena confianza en el receptor.

         ¿Dónde está nuestra entrega?.¿a qué nos entregamos nosotros?. Hoy, me da la impresión que confundimos la realidad de Dios con las realidades de otros dioses que quizás sean más explosivos, más atrayentes que la entrega que nos oferta nuestro Dios: entrega de tiempo, de ilusiones, de ganas, de sacrificios, de horas en vela,... en definitiva de amor. Los dioses de hoy no son dioses de compromiso en la vida, no son dioses de felicidad perpetua, son dioses de amores pasajeros.

         Cuando en la vida se nos pide entrega, hay veces que miramos para otro lado como que la cosa no va con nosotros. Nuestra entrega no ha de estar en unos ritos mágicos que nos adivinan el porvenir en momentos de duda por la crisis. La vida que se nos regala es para lo bueno y lo malo, para las alegrías y las penas, para la salud y quizás para los momentos no tan buenos... es una vida en la que se nos invita a una entrega generosa sin tener en cuenta el destinatario. Quizás si tuviéramos más en cuenta la generosidad nuestro mundo no seria tan conflictivo. Nicodemo lo sabía y por eso quizás no pusiera a prueba a Jesús, sino que en la noche de su vida, estaba deseando ver la luz.

         Este domingo se celebra el día internacional de las marionetas. Esos seres que parecen que tienen vida, pero que son manejados por otros a su antojo y semejanza. Es triste que estos también tengan su día. No seamos de los que nos apuntamos a celebrar ese día porque es más fácil. No dejemos que nos muevan al antojo de otros, y seamos capaces de anunciar que la luz, la claridad de nuestra vida está inundada del amor de un Dios que nos ama con locura y que nos invita a la entrega en la imágen de su hijo Jesús.

         Sé y reconozco que no es fácil, pero como nos dirá el salmo 136, que se me pegue la lengua si no me acuerdo de tí. No perdamos el norte de Dios y entreguémonos a su causa.
        
         Hasta la próxima.

         Paco Mira

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