lunes, 9 de febrero de 2015

JUAN SANTANA HABLA CON LOS ALUMNOS DEL COLEGIO 20 DE ENERO (ARINAGA)

JUAN SANTANA  HABLA

CON LOS ALUMNOS DEL

20 DE ENERO (ARINAGA)
PARA LOS ALUMNOS DE 5º  

     Este año 2015, como el anterior, el director del Colegio “20 de Enero” de Arinaga, me invitó de nuevo a someterme a las dudas de los alumnos de 5º, que en el primer trimestre leyeron mi libro “Memorias de Arinaga”.   
Juan Santana en el medio, el día que presentó su libro en Arinaga
     La intención de Manolo es la de tener unos alumnos que sepan del pasado de su pueblo, ya que si para muchos no es el de nacimiento, es el que les acogió, tanto a él como al resto de su familia. No es tema obligado, pero aunque sea por curiosidad deberían estar informados que el suelo por el que pisan no siempre fue igual.
      Me refiero, por ejemplo, a que la mayoría no sabe que detrás del colegio habían tomateros, pero no con invernaderos, sino rodeados de cañas en forma de pared.   
      Lo que hoy les puede resultar una tontería, para aquellos hombres y mujeres significó el sustento de su familia, aunque esta referencia la extiendo a todas las profesiones que tenían todos y cada uno de los que en la playa de Arinaga vivían.  
Otra cosa es que en la calle García de Toledo, a la altura del colegio, estaba un campo de fútbol, pero de tierra por supuesto.
     Al escribir esto, ni mucho menos que es para hacer publicidad de mi libro, porque las verdaderas materias están en los otros libros que adquirieron al comenzar el curso y son las que les ayudarán en el futuro.
     Dejando bien sentado que no soy una persona importante para dar consejos, pero la “universidad de la vida” me ha enseñado que las cosas tienes que aprovecharlas en el momento en que las tengas, pues quizá no vuelvan a presentarse de nuevo. Con estos argumentos, lo que trato de sugerirles a los que me quieran escuchar, es que ahora, sus padres o tutores, haciendo un gran esfuerzo, les han pagado los libros con los que hoy estudian, privándose de muchas cosas, pero si es verdad que piden que les paguen con el estudio y respeto hacia ellos, para que se den cuenta que ustedes valoran lo que hacen por ustedes, forjándose así un futuro mejor.  
       Yo, por dos razones que “están detrás de mis gafas”, me ví forzado a dejar los estudios, pero sepan que mi difunta madre enseñaba con orgullo ese diploma que aún hoy cuelga en la pared de mi casa. 
      No es que sea gran cosa, pero animo a todos los alumnos, para que en sus momentos de desánimo, que los hay, piensen que es por una buena causa.
      Quisiera decirles que cada vez que visito el colegio, aún hoy siento nostalgia de aquellos buenos años que pasé en lo que antes llamábamos “la escuela”.
     Para que vean que es bueno superarse día a día, yo estuve haciendo un curso de mecanografía, que era con máquina de escribir, cuando aún veía, pero lo dejé, argumentando que era imposible para mí escribir sin mirar al teclado, pero la vida me recuerda que era solo una excusa, pues ahora escribo sin ver el teclado. 
     Quisiera, además de pedir disculpas por tanta explicación, pero me despido recomendándoles que estudien, a pesar de que eso no me acarree muchos simpatizantes. 

Juan Santana Méndez


Enero de 2015 

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