JUAN SANTANA HABLA
CON LOS ALUMNOS DEL
20 DE ENERO (ARINAGA)
PARA LOS ALUMNOS DE 5º
Este año 2015, como
el anterior, el director del Colegio “20 de Enero” de Arinaga, me invitó de
nuevo a someterme a las dudas de los alumnos de 5º, que en el primer trimestre
leyeron mi libro “Memorias de Arinaga”.
Juan Santana en el medio, el día que presentó su libro en Arinaga |
La intención de
Manolo es la de tener unos alumnos que sepan del pasado de su pueblo, ya que si
para muchos no es el de nacimiento, es el que les acogió, tanto a él como al
resto de su familia. No es tema obligado, pero aunque sea por curiosidad
deberían estar informados que el suelo por el que pisan no siempre fue igual.
Me refiero, por
ejemplo, a que la mayoría no sabe que detrás del colegio habían tomateros, pero
no con invernaderos, sino rodeados de cañas en forma de pared.
Lo que hoy les puede resultar una tontería,
para aquellos hombres y mujeres significó el sustento de su familia, aunque
esta referencia la extiendo a todas las profesiones que tenían todos y cada uno
de los que en la playa de Arinaga vivían.
Otra cosa es que en
la calle García de Toledo, a la altura del colegio, estaba un campo de fútbol,
pero de tierra por supuesto.
Al escribir esto, ni mucho menos que es para
hacer publicidad de mi libro, porque las verdaderas materias están en los otros
libros que adquirieron al comenzar el curso y son las que les ayudarán en el
futuro.
Dejando bien
sentado que no soy una persona importante para dar consejos, pero la
“universidad de la vida” me ha enseñado que las cosas tienes que aprovecharlas
en el momento en que las tengas, pues quizá no vuelvan a presentarse de nuevo.
Con estos argumentos, lo que trato de sugerirles a los que me quieran escuchar,
es que ahora, sus padres o tutores, haciendo un gran esfuerzo, les han pagado
los libros con los que hoy estudian, privándose de muchas cosas, pero si es verdad
que piden que les paguen con el estudio y respeto hacia ellos, para que se den
cuenta que ustedes valoran lo que hacen por ustedes, forjándose así un futuro
mejor.
Yo, por dos razones que “están detrás de mis
gafas”, me ví forzado a dejar los estudios, pero sepan que mi difunta madre
enseñaba con orgullo ese diploma que aún hoy cuelga en la pared de mi
casa.
No es que sea gran cosa, pero animo a todos
los alumnos, para que en sus momentos de desánimo, que los hay, piensen que es
por una buena causa.
Quisiera decirles que cada vez que visito el
colegio, aún hoy siento nostalgia de aquellos buenos años que pasé en lo que
antes llamábamos “la escuela”.
Para que vean que
es bueno superarse día a día, yo estuve haciendo un curso de mecanografía, que
era con máquina de escribir, cuando aún veía, pero lo dejé, argumentando que
era imposible para mí escribir sin mirar al teclado, pero la vida me recuerda
que era solo una excusa, pues ahora escribo sin ver el teclado.
Quisiera, además de
pedir disculpas por tanta explicación, pero me despido recomendándoles que
estudien, a pesar de que eso no me acarree muchos simpatizantes.
Juan Santana Méndez
Enero de 2015
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