Escribe Paco Mira
CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE,
PERO...¿DE QUÉ?
PERO...¿DE QUÉ?
Bueno, pues ya tenemos una campaña encima y ¿saben?: a veces las
campañas de tanto repetirlas acaban siendo cansinas, no les hacemos caso o
quizás lo que suceda es que ni nos acordemos para qué sirven, quien las convoca,
o cual es su finalidad. Los que tenemos ya algunos años y las canas no nos las
pintamos sino que salen por su propia naturaleza, recordamos que en los albores
de la democracia, cuando los partidos políticos empezaban a esbozar sus
primeros programas; cuando los slogans eran frases cortas e impactantes; cuando
para hacer una pancarta curraba desde el candidato hasta el que cerraba y abría
la sede.... hubo una frase que a mí me llamó la atención: "Un pueblo sin información es un pueblo sin opinión".
Creo que aquí radica mucha de la razón
de ser de las campañas que no solo a nivel eclesial se realizan. Debemos de
informarnos, debemos leer la letra pequeña, debemos, como decía un profesor mío
de leer el periódico que aunque diga alguna mentira, para eso están los
lectores, para descubrir la verdad.
El mundo tiene hambre. Eso no lo
discute nadie, pero habrá que señalar con el dedo, sin miedo a ponernos colorados,
que el rico sigue siendo más rico a costa de los pobres. El mundo tiene hambre
y quizás sed de justicia, eso tampoco lo niega nadie, pero cuando la justicia
no hace honor a su nombre y para los ciudadanos pierde credibilidad, tenemos
que seguir señalando con el dedo al corrupto que tiene que estar en la cárcel y
anda tomando un café en la calle de la esquina o con el abuelito a quien no le
llega la pensión para acabar el mes y el nieto, con quien ha salido de paseo,
mira con ojos desconsolados para un donuts inalcanzable para el abuelo.
Hoy, la Iglesia, vuelve a lanzar el
grito de guerra tantas veces oído y por nosotros tantas veces no escuchado: El
mundo tiene hambre. Claro que sí pero también no un hambre material, sino un
hambre de información para que no nos dejemos pisotear por el más fuerte porque
piensa que somos incultos. Hoy la Iglesia vuelve a gritar que el mundo tiene
hambre. Las cifras de seres humanos que nacen pero que no llegarán a una edad
adolescente, por carecer de lo básico, nos tiene que hacer pensar que mientras
que nosotros tenemos recursos para que malamente podamos salir adelante, hay
otros que ni siquiera se lo pueden plantear.
Hoy la Iglesia vuelve a clamar que el
mundo tiene hambre. Curiosamente las lecturas dominicales de este fin de
semana, nos presentan al que da aliento, fuerza y energía para poder combatir
lo que la Iglesia clama, grita, e incluso llora. Nos presenta a un Jesús que
acude al encuentro del necesitado, dice el texto de Marcos que "no les permitía hablar". Si
es que a buen entendedor hasta las palabras sobran. Jesús - en el mismo
texto (Mc 1, 29) - se aparece en
silencio, coge de la mano, los levanta...
Amigos no hace falta muchos aspavientos. Los que nos consideramos privilegiados por conocer a un tal Jesús,
debemos acercarnos al que tiene hambre, atenderlo, no pasar de largo. Debemos
tener , como dice la canción, que suerte es tener un corazón sin puertas, que
suerte es tener las manos siempre abiertas. Tenemos que levantar al hambriento,
no solo de pan vive el hombre; hoy hay mucha hambre en el mundo de infinidad de
cosas. Jesús no nos deja en la vereda del camino, nos levanta como a la suegra
de Pedro y nos dice que podemos iniciar de nuevo el camino de la vida.
Amigos estamos en la campaña contra el
hambre. Denunciemos a quien roba el pan a los pobres. Monseñor Romero,
próximamente elevado a los altares, se ha dejado su vida por hacer la campaña
contra el hambre, no solo de pan, también de información para poder denunciar.
A veces también tenemos hambre de
soledad para hablar con el Padre, que es quien nos da la fuerza para seguir
adelante. El propio Jesús, dice que se levantó de madrugada para orar. Nosotros
tenemos hambre de oración.
Ojalá que digamos como el salmista, " alaben al Señor que sana los
corazones destrozados"
Hasta la próxima.
Paco Mira
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