Cartas al Blog
MIS MEJORES ALIADOS:
CUIDAR BIEN LOS OÍDOS
El haber perdido la visión
por completo, a mediados del año 1985, ha significado dar al traste con mis
proyectos anteriores, pero he procurado siempre elaborar otros nuevos, aunque
con arreglo a mi nueva situación.
Puede que suene a “Dibujos
animados”, pero he tenido que ir pasando las funciones de los ojos hacia el oído.
No es que ahora vea por la oreja, sino que asimilo un sonido con una imagen, ya
que al escuchar el canto de un pajarillo, automáticamente sitúo la imagen de
cualquier otro que yo tenga en la memoria, porque al no ser ciego de nacimiento,
recuerdo la forma que tienen, que alomejor no es la correcta, pero para mí me sirve.
Aunque pueda parecer
irónico, son las ventajas de estar disfrutando de visión durante 25 años.
Otro gran aliado es el
viento, porque si voy por una calle y de repente me da en la cara, significa
que estoy en un cruce de calles.
Si me viene dando el viento en la cara,
durante todo el camino y de repente dejas de notarlo, me paro en seco, ya que
puede que algún coche aparcado esté delante, aunque puede ser cualquier obstáculo.
Eso mismo te puede pasar con el sol,
porque lo notas todo el rato y de buenas a primeras, ya no te da el calorcito
ese tan agradable en la cara, por lo cual eso es motivo de buscar que es lo que
te impide que el calor siga dando.
Cuando estás hablando con otra persona, tú
ya sabes por ejemplo la estatura que tiene.
Eso se calcula sobre la marcha, ya que
no desconoces tu misma altura y en base a eso, cuando la otra persona habla, ya
sabes que de la boca hacia arriba hay poca altura, por lo que en relación a tu posición ya sabes si es alta o baja.
Ya sé que es un rollo,
pero es lo único que tenemos, aunque sería una falta de educación preguntarle cuanto
mide.
Lo más importante para una persona que
haya perdido la visión es la de cuidarse el oído. Jamás debería utilizar
auriculares y menos aún con la música con volumen alto.
No es que nos cerremos a
cal y canto , pero se debe huir de las máquinas , como las que están continuamente
perforando las carreteras o en cualquier construcción .
Por eso y por conocimiento
de causa , no son aconsejables las verbenas , ya que me vi en una ocasión , con
una persona al lado y gritándole para que escuchara lo que le decía , pero
haciendo ella lo mismo , porque nosotros no vemos el movimiento de sus labios ,
para por lo menos descifrar lo que dice .
En cierta ocasión tuve que
asistir a la consulta de un otorrino , por tener en uno de mis oídos un ligero
ruidito , el cual me ponía de los nervios . El médico pidió a su enfermera que
me hiciera una “audiometría” , que para quien no lo sepa , consiste en ponerte
unos auriculares y ponerte varios tonos , como pitidos flojos y avisarle ,
tanto cuando empiezas a escucharlos , como cuando ya no es perceptible por tu
oído , pero ella lo va anotando , llevándole así un gráfico al doctor .
Cuando este lo miró , se
volvió para decirme que no me preocupara , añadiendo además que con esos
resultados yo podía escuchar el ruido que hacía una aguja , al caer al suelo en
la habitación de al lado .
No dejo de comprender que
se pasó cuatro pueblos , pero lo cierto es que me dio tal confianza que al día
siguiente ya no tenía ese problema .
Por eso aconsejo , a pesar
de que tengas tu visión , cuides tus oídos , sin castigarlos con ruidos
innecesarios .
JUAN SANTANA MÉNDEZ
Y UNA ANÉCDOTA:
Una señora que me suele acompañar me dijo una vez: ¿Por qué
sabes que estás delante de la iglesia y te santiguas?
Yo le expliqué lo de santiguarme, pero
eso no era lo que a ella le pareciera raro, sino que lo hacía justamente
delante de la parroquia, aunque por la acera. Y le dije que las cosas que
desprecian los demás, nosotros lo aprovechamos, porque la acera se rebaja en el
lugar por donde salen los tronos. Nadie mira hacia abajo, sino al frente.
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