viernes, 17 de octubre de 2014

POBRES SI, PERO… POBRES NO


Escribe Paco Mira:

POBRES SI, PERO… POBRES NO

            Hoy, creo que todos los coches, vienen con un sensor que avisa, cuando damos marcha atrás de la inminencia de un peligro. Es más, cuanto más nos acercamos a ese peligro más fuerte es el pitido. Sin duda hay que parar, pues las consecuencias pueden ser catastróficas. Algo parecido, me da la impresión que es el calendario. De vez en cuando, aparquemos o no, el almanaque nos manda un pitido, casi siempre ensordecedor, avisándonos de un peligro inminente.

            Este 19 de octubre, como los 364 días restantes, el pitido se hace insoportable, porque hay situaciones en el mundo que nos tienen que hacer parar y no continuar. Este fin de semana celebramos (vaya, a veces, forma de hacerlo) el Domund. El día mundial de las misiones. Estamos en un país, donde parece que la religión es la culpable de todo (el paro, la falta de iniciativas, la culpable de la crisis, etc…) y da la impresión que la queremos desterrar al baúl de las catacumbas, al lugar del cementerio, de la dormición… y sin embargo los misioneros son los primeros que enarbolan la bandera de la entrega del sacrificio, de la abnegación por los demás, incluso la muerte que muchos niegan que sea en su propia casa.

            Los misioneros son esas personas que son pobres, que no tienen nada porque de esa manera tienen la capacidad suficiente como para poder llenar su corazón de todos aquellos que les tienden una mano para pedirles ayuda. El misionero es aquel que dejándolo todo es capaz de llenarse de lo más imprescindible, para que la entrega se absoluta.

            Un país, el nuestro, donde algunos se ponen las botas con tarjetas que no son; donde hay unos venerables u honorables que dicen que no son lo que otros dicen que son y que no desviaron nada de nada; un país donde la mentira de si te consulto por si quieres ser lo que el resto de la nación te está diciendo que no, etc… resulta que es, que somos un país generoso, que somos un país que dejamos lo que tenemos y nos vamos donde haga falta, con o sin ébola; resulta que somos un país donde lo religioso tiene una organización llamada caritas o comedores sociales que no son otra cosa que la prolongación de la misión, de lo que el Papa Francisco llama evangelización.

            Tenemos que ser pobres, pero tenemos que solucionar a los pobres y eso supone empezar por la pobreza, por la limpieza interior para acoger al exterior. “den al César lo que le corresponde….” nos dirán, y …¡cuántas veces nos prostituimos! Y nos vamos con el mejor postor por aquello de no quedar mal con nadie. Es curioso como los que mandan, los que a veces tienen la llave de la solución de muchos problemas, no son los que están al pie del cañón, no son los que tienen que ponerse unos trajes que a veces sufren filtraciones y nos peleamos de quien tuvo o tiene la culpa, no son los que aparecen en el periódico que han muerto de hambre o han sido contagiados por no se sabe qué.

            Pablo le dice a la comunidad de Tesalónica que el esfuerzo sea el amor, que la actividad que hagamos sea la fe, y que aguantemos los envites de la vida manteniendo la esperanza en el primer misionero de la historia llamado Jesús. ¡Qué difícil es la fidelidad!. A veces tenemos que recurrir a imágenes tremendas de injusticias flagrantes. Pero a veces no le damos a Dios lo que le corresponde ni al César lo que es suyo.

            Seamos fieles, seamos consecuentes, seamos ecuánimes y demos la cara por aquellos que se lo merecen. Los pobres, no solo nos adelantarán en el Reino, es que además se lo merecen. Dejémonos de engañar, de robar, de falsos discursos y empecemos a trabajar ya. Pobres sí, pero pobres no. Ojalá que veamos un mundo de igualdad, donde un parlamento no discuta si por ayudar a otro, la culpa es tuya o mía.

            Amigos, el Domund es tarea de todos. Hagámosla con el lema de este año “renace la alegría”: no he visto a un misionero triste, y nosotros que también debemos ser misioneros, a veces, no tenemos esa cara.
           
Hasta la próxima.


            Paco Mira

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