viernes, 29 de agosto de 2014

¿PARA QUÉ DESHACER LAS MALETAS?


Escribe Paco Mira:

¿PARA QUÉ DESHACER LAS MALETAS?
           
            Siempre se ha dicho que Agosto es el mes de las vacaciones por excelencia. Y eso que en Agosto refresca el rostro. Me quiero imaginar a los afortunados que allá por el día 1 de este mes hacían la maleta. Infinidad de cosas que se meten (que a veces no utilizamos), compras previas que habíamos hecho (los bañadores del año pasado ya no están a la moda), etc… en definitiva esperanza de que el mes sea como lo habíamos soñando; ilusión porque las cosas nos salgan como las habíamos pensado; ganas de disfrutar con los que a lo largo del año no le habíamos dedicado el tiempo que se merecían… ¿se acuerdan?, pues ya acabó el mes. Ahora toca hacer lo mismo pero a la inversa.

            Yo me pregunto, ¿por qué?. ¿Por qué tenemos que volver con caras de amargura?, ¿por qué tenemos que tener una depresión postvacacional?.¿por qué tenemos que perder la ilusión, la esperanza, el disfrutar de la familia, amigos…?¿acaso no somos los mismos?. En esto creo que se nos tiene que notar que somos algo diferentes a los demás. No por altivos, sí por tener un modelo que es la envidia de muchos y muchos nos tendrían que envidiar por seguir el ejemplo del maestro.

            Acaban las vacaciones y comienza de nuevo el curso: escolar, pastoral, por qué no familiar…. volvernos a replantear la ilusión, la esperanza, las ganas… a veces, sin duda, con ciertos sacrificios, por eso nos recordarán este fin de semana que el que quiera seguirlo, que cargue con la cruz de cada día. Me resulta curioso que cuando estamos de vacaciones, hasta los pesos mayores parecen plumas: aquella maleta inmensa, aquella mesa de playa que no sabemos para qué la utilizamos,... y no protestamos. Comenzamos el curso y el asistir a una reunión, el acompañar a un enfermito, el llevar a nuestro hijo a la eucaristía… nos parece insoportable….¡fuerte cruz, Dios mío!.

            La vida no es un camino de tulipanes. Es un camino de cruces que a lo largo de nuestro peregrinar, vamos llevando, vamos ayudando, nos van pesando, vamos compartiendo… ¡Qué maravilla! Qué maravilla reconocer que hay cosas que a pesar de la dificultad siguen siendo hechas con ilusión, con ganas, con esperanza. Las tentaciones para lo contrario son muchas, por ello nosotros también podremos decir, apártate de mí Satanás. A veces es más fácil ir con él que renunciar a sus propuestas.

            Por eso Pablo, en su maravillosa carta a Roma, les dice que vivan según la voluntad del Padre. Para muchos, esa es la cruz. Dios ama, pero exige amor. Decía Agustín esta semana que el que tiene amor no tiene nada que temer. Quizás nosotros tememos no hacer muchas cosas porque nos falta algo tan sencillo como amar.

            Y precisamente desde el amor, se puede celebrar lo que se conmemora este fin de semana, el día de la solidaridad. No debería de existir, porque todos somos hermanos y por ello somos solidarios entre nosotros. Pero claro falla lo esencial. No amamos lo suficiente como para ser lo que presumimos, a veces, lo que decimos que somos.

            Preparémonos para la fiesta grande de nuestra isla. Preparémonos con María para iniciar con ganas la nueva andadura que el curso nos puede deparar y preparar. Seamos fieles como María a la confianza amorosa de Dios que no pregunta por qué, sino que lo hace.

            Ojalá que no deshagamos las maletas de lo esencial con las que las llenamos al principio de mes.

Hasta la próxima.

            Paco Mira

  

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