Escribe:
Paco Mira
PRECAUCIÓN
AMIGO CONDUCTOR…
Bueno, antes que nada, déjenme
felicitar a los afortunados y afortunadas que pueden y quieren disfrutar de
unos días, quizás un mes, de vacaciones. Tal y como está la situación económica
hoy en día, es un lujo, poder hacerlo. Incluso arriesgarse a llegar a los
confines de sabe Dios qué lugar y perderse del mundanal ruido. Otros, si bien
no podemos quejarnos, no podemos disfrutar como quisiéramos de los días de
relax. Pero insisto, no nos quejemos.
He querido recordar hoy a “Perlita
de Huelva”, que cantaba que había que tener precaución en la carretera y lo
justificaba porque una madre y una esposa estaban esperando. Curiosamente la
dirección general de tráfico se ha encargado, quizás sin querer, con el tiempo
también de recordarnos que hay que tener precaución. Curiosamente, la Iglesia,
también este fin de semana, quiere recordar, en muchos sitios, a San Cristóbal,
aquel que según la tradición y llevado por su altura y fortaleza, ayudaba a los
viajeros a cruzar ríos. Este fin de semana es la jornada del tráfico. Por eso
hay que tener cuidado, y tener sobre todo precaución.
Es curioso como el ser humano,
ustedes y yo, tenemos necesidad de ser bendecidos: bendecimos personas,
animales, panes y … hasta los coches, para que nos ayude en todos y cada uno de
los pasos que damos en la vida y con quien compartimos nuestros días. El ser
bendecidos supone tener un gesto de humildad, de inclinación, de aceptación… no
como una sumisión que esclaviza, sino como la aceptación de un mensaje que
aunque nos parezca cercano, tenemos que trabajarlo a lo largo de la vida.
Supone una cierta dosis de humildad y de sencillez.
Curiosamente el evangelio de este
fin de semana nos habla de gratitud. Pero de gratitud precisamente por la
humildad y la sencillez. Creo que son como dos premisas que siempre han de
estar enarbolando la bandera del cristianismo. Jesús le da las gracias a su
Padre, por hacernos de esta manera. Es más: nos invita a que le ayudemos a
llevar su carga, puesto que es ligera y su yugo llevadero.
La vida nos lleva a luchar con
frecuencia contra adversidades que normalmente no encajan en nuestro esquema
diario: vivimos vientos en los que el mensaje de Jesús no son como los alisios
que normalmente nos sopla en esta bendita zona del sureste. Son vientos que a
veces nos dan ganas de pegar un golpe de autoridad y preguntar por qué. Sin
embargo Jesús nos vuelve a recordar, que aprendamos de su humildad. Nos
encontraremos en nuestro camino, infinidad de compañeros de viaje. Cada uno
llevará su propia historia según mejor le convenga, pero a veces y casi sin
darnos cuenta, arrimarán su hombro al nuestro y no nos quedará otra que caminar
como le contaba Pablo a la comunidad de Roma, caminar con el espíritu de Jesús.
Caminar y, a veces, correr. Eso es
lo que la semana que viene harán los pamplonicas, por eso déjenme que desde
aquí diga con ellos “gora san Fermín,
viva san Fermín”. Corramos, quizás como ellos cada mañana, a encontrarnos
con un saludo a Jesús, el que queramos y como queramos. Y me acuerdo de ellos,
entre otras cosas porque el verano se presta a la fiesta, a la relajación,….
Pero también a compartir con los amigos el recuerdo y las vivencias de lo
trabajado durante el curso. A veces es la única oportunidad. Disfrutemos de la
fiesta, disfrutemos de los espacios que esta nos ofrece, disfrutemos de las
personas y de su entorno, disfrutemos de la sencillez y de la humildad,
disfrutemos del mensaje de Jesús en este verano que algún lugar cercano habrá
para poder hacerlo. A veces, el amigo con el que me encuentro, es el propio
Jesús el que habla conmigo. Nunca las
vacaciones serán disculpa para no compartir la fe.
Pero sobre todo, no nos olvidemos de
la canción de Perlita, Precaución amigo
conductor.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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