viernes, 2 de mayo de 2014

YA LO DECÍA MI ABUELA, PERO... FELICIDADES MAMÁ


Escribe Paco Mira:

YA LO DECÍA MI ABUELA,
PERO… FELICIDADES MAMÁ

            Mi abuela, era una mujer que, al margen de sus estudios, era una observadora de la vida tan impresionante que era capaz de decir la palabra oportuna en el momento adecuado. Es por ello quizás, que pasó de los cien años; es por ello quizás que siempre, cuando hablaba con ella, ilustraba sus comentarios con anécdotas, detalles, etc… del pasado. Lo más probable es que era porque eso le daba consistencia a sus argumentos.

            Uno de esos argumentos, era que cuando uno no estudiaba en exceso, ella siempre decía que había que estudiar para tener un trabajo en el futuro y ser un hombre/mujer de provecho. Que fuésemos hombres y mujeres que no tuviéramos que depender de nadie; que fuéramos personas que desde nuestra iniciativa propia, supiéramos canalizar el futuro desde un esfuerzo propio y sin depender de nadie. Había que arrimar el hombro para que entre todos pudiéramos sacar nuestra perspectiva adelante.

            ¡Hay si mi abuela levantara la cabeza!. Lo más probable es que nos dijera, ¡te lo dije! A veces la sobreabundancia nos lleva a no saber, querer o poder valorar lo que tenemos pensando que algún día no se acabará. Y eso es lo que me da la impresión que nos pasó con el trabajo. ¡Cuántos sueños rotos!¡cuántas ilusiones perdidas!¡cuántas esperanzas por el suelo! Todo el mundo tiene el derecho a un trabajo y que este sea digno. De nada vale que nos den trabajo o una pensión si no somos capaces de cubrir las necesidades básicas: los esclavos también comían todos los días, pero ¿a costa de qué?

            Lo que es un derecho básico, a veces me da la impresión que se ha convertido en una moneda de intercambio. Tantos puestos de trabajo a cambio de… no señores no. El trabajo tiene que ser el sustento diario de tantas y tantas familias y no la negociación de alguien que dice que me representa con un gobierno – el que sea – que lo más probable es que me ponga un número para una estadística pero no quiera ver mi cara.

            Por eso hay que celebrar el día del trabajo, como también el día de mi madre, de la tuya, de la del amigo, de la del vecino… Un canto maravilloso no a las tiendas comerciales sino al esfuerzo denodado, al esfuerzo sin sueño, al esfuerzo no recompensado de tantas y tantas mujeres que desde el amor de sus vidas, dan vida, para que la vida que han engendrado pueda salir adelante. Por eso el día de la madre es también el día de la vida, de las que se desviven por sus hijos queridos del alma. Es el día de esas mujeres que desde la sombra, desde lo que llamamos el segundo plano, nunca abandonan a los suyos.

            Es el día de tantas mujeres que desde situaciones precarias, desde situaciones en las de tierra, viento, … han sacado adelante muchos de nuestros negocios de agricultura o de hostelería y todavía tenían y tienen tiempo al llegar a casa, el ponerla aseada y al día, el darle un beso a sus hijos y contarles un cuento para que se duerman y decirles hasta mañana; son las que tienen tiempo de compartir con su pareja o en la soledad de sus personas los recuerdos vividos y quizás sufridos del día; son las que cuando vuelve a sonar el despertador de la rutina, lo hacen con una sonrisa, lo hacen dándoles un beso a sus hijos a los que les dejó el desayuno preparado y la ropa lista… para que forjen un futuro que ellas se encargan de recordarles que no quiere que sea como el de ellas.

            Las madres no descansan, porque trabajan. Es casi como los discípulos de Emaús: el camino les lleva a la conversación y ésta a compartir un montón de cosas. Compartiendo se encuentra, también, al resucitado. Solo es cuestión de descubrirlo. Nosotros debemos aprender a mirar al de al lado, porque quizás sea también un resucitado, sea un Cristo de la vida, que nos ilumina con su ejemplo. Seamos de Emaús, porque eso significa que buscamos.

            Mamá y a todas ellas, felicidades. Ojalá que seamos capaces de tenerlas a diario presentes.

Hasta la próxima


            Paco Mira

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