CARTA DE LOS
REYES MAGOS
Queridos
amigos. Soy uno de aquellos magos que, siguiendo la estrella, llegaron un día
al portal de Belén. Me gusta mucho, como a mis compañeros Baltasar y Gaspar,
mirar las estrellas del cielo. De hecho yo me encontré con Jesús gracias a
aquella Estrella. Me dejé guiar por ella y encontré lo que más quiero: A Jesús.
En
estos días he visto a muchos niños, a miles de niños soñando alegrías. A muchos
hemos podido llegar y dejarle un poquito de nuestra alegría, un poco de cariño
y mucha fe. Me da mucha lástima que
muchos niños se queden sin juguetes. Pero siento más lástima de que haya niños
que tienen con qué jugar pero les falta quien les trate bien, les escuche y les
comprenda. Y siento lástima de los niños y los mayores que en estos días andan
rodeados de comida y de regalos pero están faltos de valores. Creen que tener
muchas cosas les va a ser felices. Y por eso no han probado a ser felices
queriendo a la gente. No saben que la verdadera alegría está cuando uno tiene
en paz su corazón, cuando regala afecto y perdón y comprensión. Yo les invito a descubrir la estrella, como nos
pasó a nosotros, y a dejarse llevar por ella. La estrella que nos guió fue la
Fe. Y les puedo asegurar que, cuando visitamos las casas para dejarles los
regalos, los niños más felices son los que creen en Jesús. Queremos pedirles a
los padres que sigan queriendo y regalando muchas cosas a los niños, pero que
no dejen de regalarles mucha fe en Dios.
Ustedes
querrán saber si anoche dejamos muchos regalos. Es imposible contarles tantas
cosas que hemos vivido con emoción en esta noche, pero les cuento algo. Hemos
dejado carbón a algunos padres descuidados con la educación de los hijos. Y bastante
carbón a los adultos que han sido violentos, que han utilizado malos gestos y
malas palabras. Carbón también para los egoístas y los cómodos y para los que
les gusta la crítica y saber la vida de los demás.
A
los niños no les hemos dejado carbón, aunque a algunos hemos tenido que llamarles
un poquito la atención por su comportamiento o sus contestaciones. Pero les hemos dejado ganas de estudiar y de ser
mejores y de querer a Jesús. También otros regalitos que a ellos les hacía
ilusión. Nosotros todos los años le llevamos oro a Jesús. Pero no el oro que
algunos regalan en cadenas y pulseras. Nuestro oro es adorar a Jesús y a través
de Jesús, mostrar nuestro afecto y nuestro respeto a todos los niños del mundo.
Por eso invitamos a que también los niños y los grandes sean generosos y
compartan un poquito con los que menos tienen. Compartir no solamente cosas.
Compartir los valores que tienen, las cosas buenas que Dios y la familia les
han transmitido.
También tengo que decir a
la niña que ayer en la iglesia pidió salud, que ya nosotros le dijimos a Jesús
que le ayudara a ella y a tantas personas que lo están pasando mal. Y queremos dar las gracias a esa parroquia porque este año han sido muy generosos
y nos han hecho más fácil nuestro trabajo. Porque muchas personas han
compartido comida y juguetes con las familias que menos tienen. Eso es lo que
nosotros queremos hacer. Y sabemos que, cuanto más cerca está uno de Jesús, más
cerca también estará de los demás. Por eso les invitamos a todos: Sigan, sigan
la estrella que les llevará a Jesús. Y serán muy felices.
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