sábado, 12 de octubre de 2013

APUNTES PARA LA HOMILÍA DEL DOMINGO

REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,11-19):
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»
Al verlos, les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
Palabra del Señor

Diez leprosos fueron al encuentro de  Jesús. Sabían que Jesús podía ayudarles. Pido al Espíritu de Dios que nos ayude a reconocer nuestras “lepras”. ¿Qué necesitamos gritar a Dios en este momento? ¿Cuáles son las “enfermedades” que podemos estar sufriendo o con ellas hacer sufrir a los demás?
-La lepra de ser egoísta o cómodo. La lepra de ser poco afectivo, o de no encontrar tiempo para estar con Dios o para estar con los amigos que me necesitan. O la lepra de dejarme llevar de críticas. O de no ser delicado con los demás. O de ser falso…O desagradecido…
¿Cuál es mi lepra, mi defecto que necesito curar? Vamos a decirle lo mismo que los leprosos:

-Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.
-A veces he comprobado que la cercanía del Señor me ha “curado”. He venido a misa o he rezado, o he estado en silencio ante el sagrario y he salido feliz, sonriente, con mucha paz….
-Si no lo he experimentado, probemos a experimentarlo. Jesús está aquí, tan cerca como estaba de los leprosos. También nosotros podemos experimentar que, a la salida de misa, mientras vamos de camino, nos sentimos curados.

Hoy aquí, tal vez estemos a gusto. Demos gracias a Dios. El que fue a dar gracias era el “samaritano”, el alejado, el no creyente. Y Jesús valoró su actitud agradecida.
Yo quiero dar  gracias a Dios con ustedes por las personas que nos hacen reconocer nuestras lepras, nuestros defectos.
Gracias a las personas que nos corrigen. Y gracias a quienes nos valoran.
Gracias a las personas que nos animan. Y gracias a los que son un buen ejemplo.
Quiero dar gracias a los santos que interceden por nosotros y nos animan a ser pacientes, humildes, sencillos como san Francisco.
O como la nueva beata canaria, Sor Lorenza nacida en Guía, de la Congregación de las Hijas de la Caridad y que murió mártir: Entregó su vida por los pobres y por los enfermos.

Demos gracias a Dios! 

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