Carta al viento
SILENCIO, POR FAVOR
Hay demasiado ruido. Demasiadas palabras. En medio de tantas
murgas que cantan a deshoras y tantos
gritos sobre el estado de la nación, yo reclamo mi espacio de silencio. ¿Dónde
encontrar un tiempo no contaminado para la reflexión y pensar por mí mismo? El
silencio es necesario. No ese silencio impuesto que a veces se produce cuando
hay una situación incómoda y no descubre uno la palabra adecuada. Ni el
silencio que impone el que tiene más poder para gritar ¡He dicho que se callen!
O dictamina que hay temas de los que se
prohíbe hablar. Ese silencio no. El otro.
María, una amiga que
está pasando un mal momento en su vida me lo decía muy convencida.
-Yo lo que necesito ahora es pensar. Necesito hablar menos y que
me hablen menos. Necesito plantearme el futuro de mi vida y lo que quiero es
escuchar mi conciencia, reflexionar
serenamente sobre mi vida. Y para eso tengo que eliminar muchos ruidos
externos.
La cuaresma, este tiempo litúrgico que estamos viviendo los
cristianos para preparar la Pascua, es muy válido también para los no
creyentes. Porque la cuaresma es reflexión, es austeridad, es deseo de mejorar,
es silencio. Y esa necesidad es común a
todas las personas.
En Madrid hace un año que funciona, muy cerca de la Plaza de
Castilla, el Lugar del Silencio. Lo ha promovido un grupo de jóvenes, entre
ellos una canaria, para facilitar a las personas que lo deseen, al margen de
cualquier ideología, un espacio físico
donde sentarse a pensar, o a leer o a rezar. Cada uno a la hora que quiera.
Y sin ninguna otra pretensión que
facilitar, que uno pueda aislarse de los ruidos exteriores que hacen que
uno sepa todo lo que ocurre en el
planeta y sin embargo no se conozca a sí
mismo.
Que algunos templos católicos estén abiertos algunas horas cada
día es también una buena respuesta a esa necesidad. Vale la pena invertir algún
dinero en lograrlo. En nuestros pueblos, afortunadamente, tenemos escuelas,
centros de salud, polideportivos, bares y tiendas. Pero también hay momentos en los
que necesitamos más unos minutos de silencio o de oración que la misma comida. Sería un buen servicio
de la Iglesia abrir más tiempo los
templos para cubrir esta necesidad.
Y sería un buen servicio del gobierno y de la oposición no solamente debatir a
insultos cuál es el estado (calamitoso) en el que está el país. Es importante reflexionar
seriamente lo que tienen que hacer. Y para eso les aconsejo un poquito
más de silencio, por favor.
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