domingo, 10 de febrero de 2013

CARTA AL VIENTO. NO HAY JUSTICIA SIN IGUALDAD


Carta al Viento

NO HAY JUSTICIA SIN IGUALDAD

No. No son estos los momentos más agraciados  para decir que hay que enviar ayuda a Mozambique o a Honduras. Y, sin embargo,  viene ahora Manos Unidas y lanza una campaña  recordándonos que hemos de colaborar con los países más empobrecidos porque es imposible que haya justicia si no hay igualdad. Y eso, mientras aquí, entre nosotros,  aumenta cada mes el número de parados. Y muchas familias que viven a unos metros de nuestra casa han tocado fondo porque ya no tienen nada y, aunque sienten vergüenza, se ven obligadas a solicitar ayuda para poder comer.  Entonces escucho lo que siempre se ha dicho, incluso en los tiempos de las vacas gordas cuando aquí sobraba el dinero:

-¿Por qué ayudar a los de otros lugares si aquí también hay necesidad?

Hace no muchos años estuve en Nicaragua como cooperante. En aquellos momentos había una terrible hambruna en el país. Yo estaba en un pequeño poblado en donde la gente vivía al día, comiendo de lo casi nada que producía la tierra. Y me sorprendió la actitud de los creyentes que, en una celebración religiosa,   depositaban su ayuda económica para  los damnificados de un huracán bastante lejos de allí.  Ellos comprendían que, aunque lo estaban pasando  mal, otros estaban mucho  peor.

Sí. Resulta difícil la tarea de Manos Unidas en estos tiempos. No resulta fácil  hacer comprender que aquella niña que está tirada en una calle de un poblado de la India tiene la misma dignidad que las pequeñas que van a nuestros  colegios. Sólo que a aquella, por ser niña y por haber nacido donde nació,  se le niegan todos los derechos.

Ciertamente ahora hay menos posibilidad de ayudar económicamente en los interesantes proyectos de Manos Unidas. Pero es que esta ONG no solamente pide dinero para sus proyectos. Manos Unidas ayuda a sensibilizarnos de la situación de pobreza y marginación en la que viven muchos millones de personas en el mundo. Quien desee colaborar a hacer un mundo más justo tiene la posibilidad de hacerlo a través  de esta Asociación: Ayudando a sentirnos  ciudadanos del mundo, denunciando las injusticias y desigualdades o apoyando los proyectos que se realizan en los países más empobrecidos, allí donde hay más personas que sufren la violencia, la enfermedad y los abusos contra la mujer.

    Xaquelina, una joven universitaria de Gran Canaria, me comentaba ayer muy decidida: Estoy dispuesta a ir como cooperante a donde sea necesario. No me puedo quedar de brazos cruzados ante  la realidad que están viviendo muchas jóvenes de mi edad. Siempre he defendido con fuerza mis derechos y ahora estoy convencida de que también debo de  luchar por los derechos de los otros, a pesar de que no me sobra ni el dinero ni el tiempo.

    Efectivamente, Xaquelina. Sin pretenderlo has dicho con otras palabras lo que este año pregona Manos Unidas: No hay justicia sin igualdad.

 

                                               www.parroquiasdearinaga.com

 

 

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