domingo, 20 de enero de 2013

CARTA AL VIENTO. HOTEL PARA PERROS

CARTA AL VIENTO
HOTEL PARA PERROS
Y BENDICIÓN DE ANIMALES

Estoy perplejo. Acabo de leer que en Manhattan se encuentra el hotel de lujo más caro del mundo para perros. El hotel, dicen, es un paraíso de arquitectura, diseño, moda… donde los perros pueden ser tratados como auténticas estrellas de Hollywood. Por unos 150 euros de nada, el perro puede pasar un día de hotel con gimnasio, spa, peluquería, habitación individual con TV, sauna, masajes y alta cocina. Además, un empleado del hotel se hace cargo de ir a buscar al perro a la casa de sus dueños. Por supuesto, en un coche de alta gama, tipo Ferrari o Audi.

Yo, que en mi infancia viví el cariño a perros de la familia como Polo o Piloto… o desde un poco más lejos a Rin Tin Tin, no salía de mi asombro. Y no sólo por ese hotel de lujo. Es que no imaginaba que los perros tuvieran ni necesitaran ningún tipo de hotel. Ni de cinco estrellas ni de una. Pero cuando comenté la noticia con mi vecino me dio otras informaciones por las que, de verdad, sentí vergüenza.

 
-No te extrañes, me dijo. Hoteles como ese lo tendremos por aquí en poco tiempo. De hecho ya hay guarderías para perros en nuestras islas que ofrecen muy variados servicios para que el animalito viva mejor que la mayoría de los niños del barrio. Basta ver los mimos y hasta los regalos de reyes que algunos hacen a sus mascotas. Y hasta cosas que no les permitimos a los hijos en nuestras casas se les permite con toda naturalidad al gato o al perro. ¿No te sorprende, por ejemplo, que mi vecina tenga dos perros que se llaman Lucas y Elena y unos nietos que se llaman Polki y Colin? El mundo al revés, desde luego.

Tengo claro que el amor a los animales, como el amor a la Naturaleza, es algo positivo que dignifica a la persona. Tengo claro que hay que proteger a los animales indefensos. Pero los excesos nunca son buenos. El perro es sin duda un buen amigo y un buen compañero para las personas. Lo malo son las excentricidades. Cuando hay personas que deciden destinar todos sus bienes a un animal o dedicar todo el tiempo del mundo a la atención de su mascota, es que algo no funciona bien en la sociedad. Y escribo todo esto, les confieso, con cierta inseguridad. Porque al mismo tiempo soy un admirador de San Francisco de Asís, aquel que se dirigía a todos los seres vivos llamándolos hermano lobo, hermano sol, hermana luna. Aquel que decía que “cada criatura en desgracia debe ser protegida” o que “todas las cosas de la creación son hijas del Padre y hermanas de los hombres”. Y también admiro a san Antonio Abad , aquel ermitaño rodeado de animales a los que cuidaba con verdadero cariño. Pero todo tiene sus límites.

Precisamente el próximo domingo, en la fiesta que cada año se celebra en Tamaraceite con motivo de San Antonio Abad, se bendecirán los animales. Y mucha gente acudirán con sus mascotas (perros, gatos, serpientes, iguanas, conejos, tortugas, pájaros…) para recibir la bendición, los buenos deseos de Dios y de la comunidad. Es una fiesta simpática, familiar y expresiva del amor a los animales y el amor en la familia.

El domingo iré a Tamaraceite a pedir una bendición para todas las mascotas. Y una muy especial para sus dueños, para que no hagan tonterías y traten a los animales y a las plantas con mucho cariño y respeto. Nunca mejor que a las personas.



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