miércoles, 11 de enero de 2012

15 cosas absurdas y graciosas que pasan en misa cuando los feligreses «no se enteran»

Casos reales recogidos en Cadena Cien
15 cosas absurdas y graciosas que pasan en misa cuando los feligreses «no se enteran»
¿Conoce usted al terrible Malamén? ¿Y a la macabra señora
Gloria? ¿Tiene bien controlado su teléfono móvil? ¿Y qué decir
de esa gente, novata en misa, que no sabe lo que hay que imitar
ni besar? ¡En misa pasa de todo!
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A menudo las iglesias son vistas como lugares tétricos donde la solemnidad no deja un ápice a la improvisación y a la risa, lo
que muchos no saben es que precisamente entre sermones y
plegarias suelen ocurrir las anécdotas más graciosas que nos
pueden pasar en la vida. El programa de radio ¡Buenos Días,
 Javi Nieves! de la CADENA100 lo comprobó el viernes 25
de noviembre y recogió en su página de FACEBOOK las
historias más curiosas de sus más "fieles" oyentes.

El terrible Malamén y el juego macabro
El sobrino de Julio Molina le preguntó bastante asustado

durante una misa: “tío, ¿tú no tienes miedo al Malamén?".
Su tío le dijo: “¿quién es ese?”, a lo que el pequeñajo contestó
“pues que cuando rezan dicen ´líbranos del Malamén´”.

Mamen Peralbo admitió que estuvo hasta los ocho años

rezando
que “el Señor vendrá con Gloria a JUGAR a vivos y
 muertos".
La niña se preguntaba cada día quién podía ser esa señora
 "Gloria"
y en qué consistía ese juego tan macabro.

Ana Mateo Díaz confiesa: "el día de mi Primera

Comunión con 
todo mi ímpetu canté: "A la marea, a la marea...a la
marea,
a la marea...a laaa mareaaa mi señorrr"...¡Y al agua
que lo eché!
Me quedé tan ancha...y lo peor es que tardé años en
descubrir que
lo que realmente decía la canción era "Alabaré a mi Señor".

Mer Honrubia cuenta que su padre un día le llevó a misa

con una
amiga cuando tenían once años. En mitad de la homilía,
el cura,
que era muy anciano, estaba leyendo "en tiempos del profeta 
Samuel..." y se quedó callado. Con toda la iglesia en riguroso
silencio, esperando a que continuara con la lectura, suelta la
amiga en voz alta: "Samuel? Sa muelto!!!!!!!!". Tuvieron
que salirse de misa del ataque de risa que les entró.

“..Y un Jesús impotente aparecía ante la muchedumbre”.

 Es
lo que leyó desde el atril Anabel Gallego en una misa de su
colegio,
por esta graciosa confusión se ganó un par de collejas de su 
“imponente” profe sor Bernardita.

"Abuela, saca el betadine!Pilar Mangas cuenta que un día su

sobrino de tres añitos estaba en misa con la abuela y mientras el
cura daba el sermón, el pequeño feligrés se quedó mirando
fijamente a un crucifijo. Apesadumbrado y horrorizado por l
a escena le soltó a su abuelita delante de todos: “Mira, yaya,
este también se ha caído en el parque. ¡Mira cuánta sangre
tiene,
saca el Betadine y las tiritas!”.

La madre de Jaime Olivava intentó explicar al niño en medio de

misa un concepto tan complicado como la Santísima Trinidad.
Al terminar de decirle que Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo,
 el pequeño gritó delante de todos: “¡Ahí va!
¡Es un transformer!”.

Mirtha dio a su hijo unas monedas para que las echara en misa,

en el ofertorio. Luego llegó el momento de la comunión y los
dos se acercaron hasta el altar, aunque él todavía no tenía la
edad para comulgar. Delante del cura y enfadado, el pequeño
 le dijo: “¿a mí no me das?, si ya te he pagado”. (Como dice 
un famoso spot hay cosas que el dinero no puede comprar).

Pero ¿qué besas?
Si no eres un habitual de las iglesias te puedes ver haciendo el

 ridículo en un abrir y cerrar de ojos. Según cuenta Cati Ferriol,
 su primo fue a comulgar y al ver que el sacerdote le ponía una
patena plateada debajo de la barbilla, le plantó un beso a la
bandejita para jolgorio de la asamblea. Quizá pensó que le
daban a besar la vajilla de la Última Cena.

Algo parecido le ocurrió al padre de Francisco Javier Gallego.

En el momento de la consagración, el sacerdote levantó los
 brazos y dijo: "haced esto en conmemoración mía",
el padre de Francisco Javier ni corto ni perezoso levantó los
brazos desde su sitio imitando al sacerdote. Al mirar que
nadie le acompañaba los bajó rápidamente y prometió pasarse
por la Iglesia más a menudo.

La anécdota que le pasó a Enrique Romero es todavía más

surrealista. Estaba en misa y cuando tocaba pasar el cepillo
se quedó atónito al ver que la persona que estaba a su lado
echaba un billete y como le parecía mucho cogía las vueltas.
(Enrique es posible que no supiera que se había sentado junto
al hermano mayor de la Cofradía de la Virgen del Puño).

Sara As contó que su primo era monaguillo en la iglesia de

su pueblo y cada vez que el cura daba por terminada la misa
dominical diciendo el "podéis ir en paz", su primo
convencido 
repetía: "Podéis ir al bar". Y es que no sabéis bien la
importancia que tiene el bar en los pueblos.

Desmadre en las bodas
La bodas también son un momento donde suceden cosas

graciosas,
 a pesar de que intentemos controlar hasta el último de talle.
Cuando se casó uno de los hermanos de la seguidora del
 programa
Luisa Rojas, al arrodillarse en el altar junto a su novia, uno
de sus hermanos pequeños le había escrito con tinta 
indeleble en la suela del zapato izquierdo la palabra:
 HELP y en la del derecho: ME. Ante semejante proposición
 a la novia no le quedó otra que dar el “sí quiero”.

Elsa Pérez estaba en su propia boda, y cuando llegó el

momento de entregar las arras a su marido éstas no
aparecían por ningún lado.
Así que su madre y su tía, sin ninguna vergüenza, "fueron
recolectando centimillo a centimillo entre todos los invitados"
 para asombro de los contrayentes. (A la madre no le parecía
suficiente con una colecta que decidió hacer dos).

A la madre de Mayte Ato le dijeron en misa que apagara el

móvil. "Bah, nunca me llaman", pensó, y dejó el aparato
encendido. A mitad de la misa empezó a sonar bien fuerte su
 mensaje de avisos: "atención, ha llegado a su localidad el
camión del tapicero. Tapizamos sillas, tresillos...". 
La salmodia
 celular retumbaba en la iglesia mientras el cura se 
desternillaba
de risa y la madre de Mayte buscaba el móvil roja como
un tomate.
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