viernes, 4 de noviembre de 2011

DIARIO DE UN CURA Un día para olvidar

DIARIO DE UN CURA
Un día para olvidar

Hay días que vienen gafados. O uno los acaba echando a perder. El de ayer pudo ser uno. Eso al menos me parece visto desde hoy. Coincidieron muchas cosas. La madre que pide, insiste y reinsiste para que su hija haga la primera comunión con un año menos que los demás alegando que en la península los niños comulgan en tercero… La que viene con no sé cuantas historias de viajes, padrinos y situaciones para justificar que su niño sea bautizado el mismo día de su cumpleaños, sin tener en cuenta para nada el calendario de la parroquia. O la que te pide casarse en un lugar distinto porque está más cerca para celebrar el banquete;  o bautizar a su hijo donde nadie se bautiza…. Todos estos caprichos, la verdad, son normales que ocurran en cualquier parroquia. Pero sí que es raro  que coincidan todos el mismo día. Y ocurrió todo junto  ayer como una prueba de templanza y paciencia.   Por supuesto que ocurrieron otras cosas buenas, seguramente bastantes más. Pero es que, además, después de la reunión con los catequistas y la caminata con Paco y Paqui, vino lo peor que vamos a dejarlo sólo en el recuerdo. En un mal recuerdo.
También ayer fue el entierro de una persona muy apreciada para mí: Antonio Sosa, carpintero de La Suerte. Un hombre serio y  servicial del que seguramente habrán aprendido mucho sus hijas Yaiza y Gaby de quienes tengo tantas cosas hermosas que recordar. Hasta cuando Gaby, de apenas 8 años, se vio apurada en la playa y acudió a mi, que me faltaban también fuerzas para nadar , con el deseo de que la socorriera.
Muerte, pecado, caprichos…. Pero que no falte la esperanza.  Ni las ganas de remontar el vuelo cuando parece que las fuerzas han decaído.  Hoy será siempre mejor que ayer. Así lo espero. 

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