domingo, 24 de julio de 2011

DIARIO DE UN CURA. FOTOS SIN CÁMARA

DIARIO DE UN CURA. FOTOS SIN CÁMARA DESDE LANZAROTE

     Estoy en Lanzarote. Es difícil que pase un año entero y yo no me dé un saltito a esta Isla en la que tan bien me sentí en mis primeros años de cura. Venir a Lanzarote me supone recorrer cada uno de los lugares por donde estuve, pararme delante de la casa parroquial de Tías, caminar por las playas de Puerto del Carmen, recorrer los caminos de Mácher, La Asomada, Conil.....pararme en la ermita de Tegoyo y, sobre todo, ver a la gente amiga que, gracias a Dios son bastantes. El motivo y excusa  de mi visita esta vez, fue bautizar a Ubay, el hijo de los amigos Pedro y Yoly que viven en Montaña Blanca. En aquellos tiempos cantaban mucho aquello de ¡Ay Virgen de Candelaria, /dónde te tienen "metía"/ detrás de Montaña Blanca/ con los "cochinos" de Tías.  (Y lo de "cochinos", dicho con todo el afecto, como batateros a los de San Bartolomé o trompetas a los de La Villa).
     Bueno, no me enrollo. El caso es que me vine y, qué lástima, se me olvidó traer la cámara de fotos. Y como no me es posible hacer un viaje sin llevarme las imágenes más significativas, anoche, mientras descansaba ya en la cama que me cedió Omar en S. Bartolomé ( y el pobrecillo, después de acabar su jornada en el taxi, durmiendo en el sofá), me puse a dibujar mentalmente los retratos que quiero llevarme de esta visita rápida.
JULIA. Hacía 30 años que no la veía. Sonrisa amplia, complicidad conmigo para tomarle el pelo a Nina. Igual de alegre y presumida. Como debe ser.
NINA. La casa de acogida. Superactiva, superatenta y superburlona.Allí nos vimos ahora el grupo de amigos comunes en torno al caldero de garbanzos y carne: Pili, Casy, Inma, Mari C., Efi, Julia ...No me puedo creer que estas chicas tengan 30 años más. Las veo igualitas a cuando tenían de 17 a 20 y entraban y salían de la casa parroquial. La familia de Nina, encantadora. Mel, siempre atento y dicreto; María, espontánea, alegre y clara; Toñito, divertido, irónico, simpático. Adrián, la ingenuidad viva.
CATALINA, madre de Dulce y Juani. 90 y pico años. Fui a verla al hospital. Dormía serenamente. Parece acabando su batalla, pero  no vencida sino feliz porque hasta en los últimos momentos con su temple, su actitud cristiana y su carácter sacó adelante una familia como ella soñó.
LOLY: Siempre disponible y servicial. Me presentó, entusiasmada, a su Andrés. Nunca pierde el humor. Raúl lleva el mismo camino...
INMA. El enlace perfecto entre el grupo de amigos y yo. Y entre la Parroquia y el grupo. Respetuosa, catequista constante, pura bondad. Un poco de tristeza ahora porque Sara, 14 añitos, está de viaje y se le hace algo duro.
ANTONIO JUAN, cura de Teguise. Comprometido, trabajador, abierto. Cené con él, dimos un repaso a la isla y casi a toda la diócesis. José Luis, que fue medio monagillo mío en Tías, nos invitó a cenar en su restaurante de Nazaret. Una velada formidable con mi buen compañero.
GONZALO, cura de S. Bartolomé. Sabe mirar siempre con perspectiva, utiliza la sabiduría y la experiencia. Lo encontré  muy a gusto en la parroquia y feliz con la notable restauración del templo parroquial que me estuvo mostrando.
RUTH: Compañera en el  máster de periodismo y de estudios en Madrid. Una buena educadora. Sus niñas, Ana de 9 y Marta de 7, son una preciosidad. Educadas, sociables. Me hicieron muchas preguntas, me leyeron parte de su diario (algunos trozos no, porque, decían, tenían  alguna palabrota, me invitaron a quedarme allí en Teguise donde están viviendo en una antiquisima y hermosa casa; prometí verlas hoy). Ruth, muy serena, paciente y trabajadora.
CARMEN Y LUIS: Su casa se convierte estos días en la mía. Acogedores.  Viven para sus hijos. Sus alegrías y sus lágrimas son para ellos y su otro hijo, Omar el buen saharaui.
UBAY: Fue la razón de estar aquí, a pesar de que sólo tiene cuatro meses. No paró de sonreir o tocar el panderito mientras se bautizaba. Me respondía en su idioma a lo que yo decía. Sociable y fue la alegría de su hermano Diego, de sus padres y todos los que alli estábamos. Gracias, Ubay por darme la oportunidad de estar con todos ustedes.
AUTORETRATO: No traje la cámara... pero muy feliz.

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