lunes, 11 de abril de 2011

UN FIN DE SEMANA DIFERENTE

Quisiera expresar a través de este nuestro blog, cómo he vivido un fin de semana completito de actividades, y en el que no ha faltado el ánimo, la risa, la emoción...

Soy una de las jóvenes de la parroquia, mi nombre es Paola y pertenezco al grupo de confirmación de Paco y Pili. Les voy a contar como he vivido algo que voy a calificar como “Un fin de semana especial”. Nos faltan palabras tanto a mí como a mis compañeros, para calificar una vivencia en la que ha habido de todo, podríamos decir que una ensalada con condimentos tales como alegría, felicidad, abrazos, llantos, y el ingrediente estrella, y es que no he visto a nadie triste, al contrario sus caras rebozaban felicidad, hecho que de igual manera me ha sorprendido para bien.

Voy a comenzar por el sábado, día que madrugué un poco, a las siete y cuarto de la mañana, para encontrarnos todos en el aparcamiento de correos a las ocho menos cuarto de la mañana, tal y como habíamos acordado para subirnos a la guagua que nos llevaría al parque recreativo de Santa Cristina en Moya a celebrar el día del Vecino dónde nos esperaban Paqui y Pili que eran nuestras monitoras de la guagua. Lo peculiar de este Día del Vecino es que casi todos los compañeros que están en mi grupo de confirmación se apuntaron a esta divertida excursión y era una oportunidad para seguir compartiendo experiencias al margen de lo que habitualmente vivimos cada semana cuando nos reunimos. Nuestra guagua era la número once de las veintinueve guaguas que allí se congregaron. Salimos con destino a Moya sobre las nueve de la mañana y durante el trayecto íbamos cantando, gritando y riéndonos. Cuando finalmente llegamos a Moya lo vi como si fuera un lugar que no era de este mundo. Después aquello se convirtió en un lugar con muchísima vida ya que tanto los vecinos del municipio de Agüimes como mis compañeros y yo misma nos encargamos de esa labor. Sobre las once de la mañana comenzó la verbena con Paco Guedes y su hijo Roberto y cuando oímos la música, apartamos nuestras mochilas, las cámaras y la comida, las pusimos a buen recaudo y comenzamos a brincar en la parte delantera del escenario y ¿saben lo que nos sorprendió a una amiga y a mí?, pues que la gente bailaba unos con otros sin apenas conocerse y la felicidad que demostraban cuando lo hacían. Nuria una chica amable, simpática, con un corazón que no cabe dentro de ella también fue con nosotros en la guagua. Estábamos todos bailando al son de la música que tocaba Paco hasta que en un momento dado me dijo que me lanzara a bailar con ella y caímos las dos redonditas al suelo. Aquello se convirtió en un escándalo con nuestras risas y las que pudimos provocar en el resto de la gente. Después de un día entero de diversión, sobre las siete de la tarde, nos subimos de nuevo en la guagua para regresar al Cruce de Arinaga; el que no estaba lleno de barro, estaba lleno de chocolate, a los zapatos no les cabía más tierra encima, estábamos despeinados y un poco sucios, pero había merecido la pena. He de reconocer que en el momento del regreso estábamos más eufóricos y revolucionados que por la mañana ya que antes de que la guagua se pusiera en marcha, mi amiga Cindy nos pudo deleitar con alguna canción y también Sara y he de decir que las dos tienen unas voces estupendas. Llegamos al Cruce de Arinaga sobre las ocho de la tarde. Nos despedimos con abrazos, besos, alguna que otra broma y quedamos en vernos al día siguiente.

Al día siguiente, el Domingo, se celebraba el Encuentro Diocesano de Jóvenes en Ingenio y el lema de este año era “Arraigados y Edificados en Cristo. Firmes en la fe”. Habíamos quedado en encontrarnos de nuevo, sobre las ocho y cuarto de la mañana en el aparcamiento de correos del Cruce de Arinaga para ir hasta Ingenio, ya que el acto daría comienzo sobre las nueve y media y teníamos que estar allí con bastante antelación. Fui la primera en llegar y miraba y miraba y no veía llegar a nadie, hasta que a lo lejos divisé a mi amigo Josué. Nos sentamos los dos en el banco hasta que empezaron a llegar los demás. Nos repartimos en los diferentes coches que había que eran el de Nuria, el de Pili, el de Suso y el de la madre de Guacimara que se había prestado a ayudarnos con el transporte para que todos pudiéramos asistir y no se quedase nadie sin participar, lo cual agradeceremos siempre. Entre las dos parroquias, tanto la del Cruce de Arinaga como la de Arinaga, éramos como cincuenta jóvenes y así pudimos llenar un poquito la plaza de la Candelaria y pasarlo mejor si cabe. Cuando llegamos a la plaza de Ingenio, pudimos ver cómo la gente encargada de la organización estaba pendiente que no faltara ningún detalle. Permanecimos allí durante unos minutos, hasta que Suso nos invitó a desayunar churros con chocolate, y fuimos todos a la cafetería muy contentos. Al terminar fuimos de nuevo a la plaza y un joven nos estuvo explicando todas las actividades que se iban a llevar a cabo en el encuentro. Al cabo de un rato llegó el Obispo que nos estaba esperando para recibirnos con una sonrisa de oreja a oreja. Después de la acogida llegó el momento de la oración que duró aproximadamente una hora y que fue muy bonita. Posteriormente los jóvenes nos dividíamos en los diferentes grupos que había para realizar los talleres. El taller que a mí me tocó fue el de “La Inmigración” y lo pude compartir con jóvenes de otros lugares y con mis compañeros Korbi y Carla. Una vez finalizados los talleres nos dirigimos al Campo de Luchas de Ingenio, que era donde se celebraría la Eucaristía. Al llegar allí estaban diferentes párrocos de la Diócesis y también el Obispo. Ésta Eucaristía duró aproximadamente una hora y media. Se pasó muy rápido, y en ella me tocó leer. He de decir que muchos de los que están en nuestro grupo de confirmación, también estuvieron en el coro que cantó en la Eucaristía. Cuando finalizó dicho acto, nos fuimos a una cancha que está justo al lado del terreno de luchas donde comimos y disfrutamos de nuevo de la música de Paco Guedes y Roberto, y pudimos de nuevo bailar, para poder bajar lo que habíamos comido, reírnos, conocer gente nueva, etc. A decir verdad, nadie podrá quejarse de la atención que tuvieron con nosotros los que organizaron el encuentro y lo bien organizado que estuvo todo. Sobre las cinco de la tarde terminó la fiesta y regresamos al Cruce de Arinaga, dónde aún teníamos ganas de bailar, de dar saltos, porque lo habíamos pasado muy bien.

Espero haberles transmitido cómo me he sentido en este al que yo llamo “Un fin de Semana Especial”, porque me parece interesante lo que he vivido. Muchas gracias a todas esas personas que me han apoyado en todo, Paco, Pili, Nuria y sobre todo a Suso, gracias por todo. Lo agradeceré siempre.

Paola

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