domingo, 21 de noviembre de 2010

DE AYAGAURES A TUNTE. OTRA OPINIÓN MÁS

DE AYAGAURES A TUNTE. OTRA OPINIÓN MÁS 

Ayer, 20 de noviembre de 2010, repetimos un clásico de las Parroquias de Arinaga. El sábado más próximo al días 20 de cada mes, se organiza una caminá por senderos de Gran Canaria. Los fines son muchos, vernos, conocernos, solidarizarnos, vivir Gran Canaria, reflexionar, practicar deporte, respirar aire puro, rezar en silencio, cantar en sordina y más…, excepto secarte una lágrima porque no ha lugar. 
A eso de las nueve salió la guagua en sentido inverso al previsto, el final sería el principio y el principio fue el final y a fe que para bien. Como siempre gentes de todas las edades, niños, mujeres, hombres con caras de satisfacción, como el que va de fiesta y es que se va de fiesta.
Llegamos a la presa de Ayagaures, Hilario, el perseverante guía, abre el camino y solos, en pareja o, en pequeños grupos, todos de tras de él. Se escuchan murmullos que van declinando a medida que el terreno se empina. Nadie te adelanta, nadie te pide paso, ni te lo impide. Aquí todos te ofrecen: agua, comida y clínex, pero nadie pide nada.
El día es brumoso y el aire fresco, se escucha una voz que dice que don Jesús, el párroco, tiene mano con la Virgen y los parámetros atmosféricos así lo confirman. 
Según avanzas se presentan ante ti, lo que Unamuno describió como “tempestad petrificada”, Riscos, montañas, piedras, barrancos y pinos, muchos pinos que aún cicatrizan heridas de aquel pavoroso incendio que nos quemó la isla. Los caminantes siguen camino arriba y ya casi no se escuchan voces. Sobre la cresta de la montaña comienza a aparecer una neblina con vocación de bajar a nuestro encuentro, pronto llega a nuestra altura y nos masajea la cara con suave frescura que nos llena de energía. Ahora, más que nunca, cada uno es amo de su pensamiento y lo fija según su gusto. Caras cansadas que transmiten la alegría de no estar solas.
A eso de las catorce horas llegamos al cruce de la Manzanilla, una flecha nos indica el camino para Tunte, comienza la bajada y se renace el murmullo. A medida que avanzas, el murmullo se convierte en voz y la voz en palabra y las palabra en grito y cerca de la meta la fuerza mental le puede al cansancio físico y todos quieren estar en la caminá de diciembre. Estaremos, si no es el 4. ¡GRACIAS!
Desde Arinaga, Pepe Domínguez 

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