¡VAYA DIÍTA, VAYA DIÍTAS!
No, no tenía pensado ponerme a escribir esta noche mi Diario porque, con la actividad religiosa de este fin de semana, colmado de primeras comuniones y otras misas y entierros, lo que me estaba pidiendo el cuerpo era cama. Pero ahora que acabo de leer en el blog lo que escribió el joven Cefe desde el Hospital Insular, pues me hizo parar. Gracias, Cefe por utilizar esta vía para agradecer e informarnos de tí. Puedes estar seguro de que te hemos recordado constantemente en la parroquia ya que tu madre es "de la casa". Y a las personas como tú y otras que pasan un mal trago por la enfermedad siempre las sentimos muy cerquita. Así te sentimos. Hace un rato tocaron en la puerta y era Antonio Q. un buen amigo parroquiano. Abrí pensando en que alguien vendría a exponerme un problema (la parroquia y la casa parroquial, como debe ser, es algo así como un "24 horas"). Mi sorpresa, que fuera Antonio ¡y a traerme unos churros calentitos para la cena! Me quedé contento y me supieron a gloria. No sólo los churros sino el detalle. A gloria también me supo el día de hoy llenito de vida parroquial. Un poco cansado sí, pero gozoso. Las primeras comuniones en Arinaga, bastante dignas. Lo mismo ayer, tanto en la Playa como en Las Rosas. Los niños, muy participativos. Hay silencio en la celebración, aunque se escucha el murmullo de quienes están en la plaza. Luego estuve con el coro de Tamaraceite que vino a animar las canciones y estaba admirado del silencio en la iglesia... Me quedaba Temisas por la tarde, pero antes pasé por el velatorio del Cruce. En la gran sala del velatorio estábamos sólo la hija de la difunta y yo. Entramos y junto al cadáver rezamos un poquito. Estaba agradecida porque son uruguayos y no tienen a ningún familiar aquí. Me contó que se estaban portando muy bien con ella. Ya habían estado algunas personas de Cáritas y otros amigos como Rosario y Germán. Tengo sueño pero quiero contar otra cosa.
Hace unos días estuvo aquí una pareja que quería casarse ¡ya! Ella, brasileña y él canario. No entendían o no querían entender cuando yo les decía que no se puede arreglar una boda en tres días.
-Yo no quiero papeles, me decía. Usted me casa y después yo le traigo los papeles. Y por un buen rato el diálogo se eternizaba con las mismas palabras de un lado y otro:
Yo: No puedo casarles sin los documentos precisos y el cursillo...
Él: Si usted quiere sí que nos casa, sea bueno...
Ella: Sí, Padre ( y me besaba los dedos de la mano), usted puede...
Así, diciendo lo mismo cada uno, ella, él y yo, durante 15 ó 20 veces hasta que, gracias a Dios las campanas de la iglesia dieron las 7 y yo tenía que empezar la misa...
El día de hoy, además, ha estado enriquecido con los breves ratos de charla con Tinín desde Fuerteventura, Paco, Xaque, Patri, Lorenzo, Carmen...y mi pena por no poder asistir al entierro de un compañero cura, D. Francisco Déniz, párroco de S. Pablo, que fue profesor mío en el Seminario. D. E. P.
Me voy a dormir. Ya los ojos me lo están pidiendo. Buenas noches, Señor.

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