miércoles, 30 de diciembre de 2009

DIARIO DE UN CURA. 30 de Diciembre de 2009


Uno de los primeros pensamientos de la mañana fue para revivir el día que me hice cura. Un momento superagradable que he ido reviviendo durante todo el día. Cuando me senté al ordenador para preparar el programa de radio, lei en el blog el mensaje de Higinio, cura de Antigua-Betancuria. Y me sentí contento de que a una persona como él a quien tanto aprecio y valoro, un blog tan simple como este le haya ayudado a rezar...
Me puse a preparar el programa de radio pensando en lo que preguntaríamos a los niños que iban a asistir y al pedagogo a quien no conocía hasta hoy (y hoy, sólo a través del teléfono). Eché de menos a Xaquelina y a Sonia en el programa porque también la radio crea lazos afectivos. Pero sí que estaban Dahelire, siempre tan puntual, y también Eli. Y por supuesto los niños: Marina, Alejandra y Rubén. Lo de la radio salió, espero que bien.
Y al mediodía, un almuerzo que se hizo fiesta y que me recordó tantos momentos únicos de Vecindario. En casa de Tina y Paco con familiares, amigos y Alejandro el cura hubo momentos para casi todo. Hasta para leer la crónica que se publicó al día siguiente de mi ordenación y que Mari Carmen se encargó de traer plastificada. Bendición de la mesa, bromas, canciones, muchas canciones y calorcito de amistad.
Ya por la tarde, la misa de Arinaga. No pensaba hacer alusión al aniversario, pero al ver a Carmelo, Lucía, Verónica, María, Teresita... me sentí obligado a recordar en voz alta algunas cosas de aquel día.
Gracias a quienes me lo han hecho pasar tan bien.
Este día se resume diciendo: Gracias, Señor.

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