Aprovechando unos días de vacaciones me fui a cenar con unos amigos al sur de nuestra Isla. El camarero, muy educado, se acercó y nos dijo:
-¿Qué deseáis tomar vosotros?
Mi amigo Tomás, que no suele cortarse un pelo, respondió inmediatamente:
-Pero chacho, ¿tú no eres el hijo de Pinito? ¿A qué viene ahora eso de vosotros? ¡Habla en cristiano, hombre!
No sé si el buen camarero aprendió la lección. Pero el problema no es del hijo de Pinito solamente, qué va. Son muchos los que, para hacerse más finos o porque creen que es incorrecto utilizar el ustedes en vez del vosotros, o por un incomprensible complejo de inferioridad hacen el ridículo forzando un modo de hablar que no es natural. Cuando uno va a Galicia le gusta escuchar a los gallegos con su peculiar forma de expresarse. Y lo mismo en Castilla o Andalucía. También me gusta oír a los canarios hablar “en canario”. Como debe ser.
Todavía hay personas que, cuando leen en voz alta, se sienten obligadas a pronunciar las zetas y las ces. Como si fuera un error leer o escribir igual a como hablamos. Y eso que somos mayoría los hispanohablantes que no utilizamos la segunda persona del plural. En mis tiempos en Radio Tamaraceite, a muchos jóvenes que empezaban a hacer algún programa en la emisora había que recordarles constantemente que, solamente los no nacidos en Canarias, estaban autorizados a decir vosotros y a pronunciar la c. Era una norma del “libro de estilo” de la radio para que valoráramos y utilizáramos con orgullo el español de Canarias, sin menospreciar el de otras regiones. Afortunadamente la prensa escrita de Gran Canaria cuida bastante nuestro modo de expresarnos. No ocurre lo mismo, por desgracia, en algunas de nuestras emisoras locales de radio y televisión. Parece que quitamos importancia a nuestra Cultura y no sabemos reconocer lo bueno o lo propio de nuestra tierra.
Hace algunos años, en nuestra Iglesia hubo un movimiento fuerte para adaptar la liturgia católica al habla canaria. Así empezó a ser normal escuchar en una misa “El Señor esté con ustedes” o “Pueden ir en paz”, en vez de la traducción oficial que se hizo para España de los libros litúrgicos. Pero ahora estamos en un momento de desidia en el que se está volviendo a escuchar otra vez en algunas iglesias: “Daos fraternalmente la paz” o “tomad y comed”. Me recuerda lo que dice Jesús en el evangelio. Que sólo desprecian a un profeta en su tierra, entre sus parientes y en su casa. Cuando voy a una misa y escucho a un sacerdote canario que, despreciando su propia forma de hablar y la de la mayoría de los oyentes, me dice: Podéis ir en paz me dan ganas de responder como mi amigo Tomás:
-¡Habla en cristiano, hombre! ¡Que estamos en la iglesia!
-¿Qué deseáis tomar vosotros?
Mi amigo Tomás, que no suele cortarse un pelo, respondió inmediatamente:
-Pero chacho, ¿tú no eres el hijo de Pinito? ¿A qué viene ahora eso de vosotros? ¡Habla en cristiano, hombre!
No sé si el buen camarero aprendió la lección. Pero el problema no es del hijo de Pinito solamente, qué va. Son muchos los que, para hacerse más finos o porque creen que es incorrecto utilizar el ustedes en vez del vosotros, o por un incomprensible complejo de inferioridad hacen el ridículo forzando un modo de hablar que no es natural. Cuando uno va a Galicia le gusta escuchar a los gallegos con su peculiar forma de expresarse. Y lo mismo en Castilla o Andalucía. También me gusta oír a los canarios hablar “en canario”. Como debe ser.
Todavía hay personas que, cuando leen en voz alta, se sienten obligadas a pronunciar las zetas y las ces. Como si fuera un error leer o escribir igual a como hablamos. Y eso que somos mayoría los hispanohablantes que no utilizamos la segunda persona del plural. En mis tiempos en Radio Tamaraceite, a muchos jóvenes que empezaban a hacer algún programa en la emisora había que recordarles constantemente que, solamente los no nacidos en Canarias, estaban autorizados a decir vosotros y a pronunciar la c. Era una norma del “libro de estilo” de la radio para que valoráramos y utilizáramos con orgullo el español de Canarias, sin menospreciar el de otras regiones. Afortunadamente la prensa escrita de Gran Canaria cuida bastante nuestro modo de expresarnos. No ocurre lo mismo, por desgracia, en algunas de nuestras emisoras locales de radio y televisión. Parece que quitamos importancia a nuestra Cultura y no sabemos reconocer lo bueno o lo propio de nuestra tierra.
Hace algunos años, en nuestra Iglesia hubo un movimiento fuerte para adaptar la liturgia católica al habla canaria. Así empezó a ser normal escuchar en una misa “El Señor esté con ustedes” o “Pueden ir en paz”, en vez de la traducción oficial que se hizo para España de los libros litúrgicos. Pero ahora estamos en un momento de desidia en el que se está volviendo a escuchar otra vez en algunas iglesias: “Daos fraternalmente la paz” o “tomad y comed”. Me recuerda lo que dice Jesús en el evangelio. Que sólo desprecian a un profeta en su tierra, entre sus parientes y en su casa. Cuando voy a una misa y escucho a un sacerdote canario que, despreciando su propia forma de hablar y la de la mayoría de los oyentes, me dice: Podéis ir en paz me dan ganas de responder como mi amigo Tomás:
-¡Habla en cristiano, hombre! ¡Que estamos en la iglesia!
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