Escribe Paco Mira:
¡QUÉ DIFICIL ES LA ENTREGA!
Con su permiso voy a hacer algo que normalmente no hago, y es
volver atrás. En concreto al domingo pasado, en la que en todo el mundo se ha
celebrado el día de la mujer trabajadora. Me gustaría reseñar solamente una
breve pincelada de unidad. De unidad con todos aquellos que han valorado lo evidente: la grandeza de una mujer, pero en
todos los sentidos. A las mujeres por
ser soñadoras, atrevidas, complicadas, apasionadas, inteligentes, guapas... Me
quiero unir a los que han gritado que hay que tener en cuenta el curro, el
esfuerzo, el sacrificio, el trabajo, el tesón.... de tantas y tantas mujeres en
la vida y que a veces, por desgracia, no se le reconoce lo más mínimo.
Dicho esto me uno a reconocer a las
mujeres por ser capaces de generar lo más grandioso que existe en la vida: la
VIDA y esta con mayúsculas, gracias a esa capacidad (la de mi madre) estoy aquí
y gracias a esa capacidad (la de mi mujer) ha nacido mi hija. Lo que no se qué
tiene que ver que se quiera reconocer el derecho contrario, "yo con mi cuerpo hago lo que quiero, aborto
libre". Quien genera vida no puede al mismo tiempo querer la muerte.
No decidamos por nadie. Y ahí dejo la reflexión.
Ahora sí. Ya estamos cerca de acabar la
cuaresma: esos cuarenta días que nos han de llevar a la gran fiesta de los
cristianos, la Pascua. Y el evangelio de este fin de semana nos presenta un
interesante diálogo entre Jesús y un tal Nicodemo (Jn 3,14-21). Nicodemo, es un
fariseo y curiosamente va a ver a Jesús en la oscuridad, de noche. Y el
mensaje, el no fariseo, el de Dios es un mensaje de luz, de día, de claridad,
no de tinieblas ni de oscuridad. Dios, a través, de este mensaje nos va
descubriendo sus planes.
Los planes de Dios, como los caminos,
no son nuestros planes ni nuestros caminos, aunque los podemos hacer propios.
Dios está enamorado de su obra. Como un padre o una madre que quiere con locura
a su hijo/a; que los ojos de estos están día y noche pendientes de su
retoño...así es la obra de Dios y la quiere tanto que nos entregó a su hijo.
Nadie entrega lo que más quiere si no es por la plena confianza en el
receptor.
¿Dónde está nuestra entrega?.¿a qué nos
entregamos nosotros?. Hoy, me da la impresión que confundimos la realidad de
Dios con las realidades de otros dioses que quizás sean más explosivos, más
atrayentes que la entrega que nos oferta nuestro Dios: entrega de tiempo, de
ilusiones, de ganas, de sacrificios, de horas en vela,... en definitiva de
amor. Los dioses de hoy no son dioses de compromiso en la vida, no son dioses
de felicidad perpetua, son dioses de amores pasajeros.
Cuando en la vida se nos pide entrega,
hay veces que miramos para otro lado como que la cosa no va con nosotros.
Nuestra entrega no ha de estar en unos ritos mágicos que nos adivinan el
porvenir en momentos de duda por la crisis. La vida que se nos regala es para
lo bueno y lo malo, para las alegrías y las penas, para la salud y quizás para
los momentos no tan buenos... es una vida en la que se nos invita a una entrega
generosa sin tener en cuenta el destinatario. Quizás si tuviéramos más en
cuenta la generosidad nuestro mundo no seria tan conflictivo. Nicodemo lo sabía
y por eso quizás no pusiera a prueba a Jesús, sino que en la noche de su vida,
estaba deseando ver la luz.
Este domingo se celebra el día
internacional de las marionetas. Esos seres que parecen que tienen vida, pero
que son manejados por otros a su antojo y semejanza. Es triste que estos
también tengan su día. No seamos de los que nos apuntamos a celebrar ese día
porque es más fácil. No dejemos que nos muevan al antojo de otros, y seamos
capaces de anunciar que la luz, la claridad de nuestra vida está inundada del
amor de un Dios que nos ama con locura y que nos invita a la entrega en la
imágen de su hijo Jesús.
Sé y reconozco que no es fácil, pero
como nos dirá el salmo 136, que se me pegue la lengua si no me acuerdo de tí.
No perdamos el norte de Dios y entreguémonos a su causa.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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