MEMORIAS DE ARINAGA: RESPUESTA
A ALGUNAS CRÍTICAS
Después de haberse publicado mi libro, “Memorias de
Arinaga”, tengo que decir lo siguiente:
Que me llena de sentimiento, cuando, junto a mi padre,
camino por las calles del pueblo y se me acerca alguna señora, que amablemente
me pregunta si soy yo el autor del mencionado libro.
La mayor parte de las ocasiones, ni siquiera conozco a mi
interlocutora, pero siempre, emocionado y orgulloso, mi padre se me adelanta
respondiendo que sí.
Es la
emoción de ver con orgullo, como su hijo, al que ha mirado siempre con pena, es
admirado por la gente sencilla, como lo somos nosotros, a pesar de su
minusvalía, que a pesar de todo le ve superarse, día a día.
Pero yo no doy las
gracias solamente a estas personas, porque yo, que me declaro cristiano,
recuerdo sus palabras, cuando decía que si te alaban, ya has recibido tu paga,
que es por lo que también doy las gracias a los que han criticado mi trabajo.
Esto lo digo, pensando en una poesía de los libros en mi
época de Educación Primaria, que era de “Samaniego”, titulada “Bien por mal” y
que venía a contar que un niño gamberro, se acercó a un árbol y le tiró una
piedra, claro que con la intención de hacerle daño, pero al momento cayó una
pera, que es por lo que dice que el árbol le pagó con su fruta la mala acción
que había cometido.
Por eso, esas críticas, al contrario de lo que puedan
pensar, no me van a obligar a abandonar la escritura, que si bien no se vea
reflejada en futuros libros, aunque no dejo mi empeño de expresar lo que siento
y lo que haga que Arinaga tenga una persona que se ha preocupado por su
historia, que por cierto nadie se había preocupado de hacer, teniendo incluso
más posibilidades que yo, aunque ahora me viene a la memoria la recopilación
sobre árboles genealógicos de las personas de la playa, cosa que si publicó el
desaparecido Francisco Gómez, que en gloria esté.
Si yo hubiese sido de fuera del pueblo, quizá no hubieran
sido tan estrictos, porque no miraron el contenido del libro con lupa, sino con
microscopio, pero yo, firme en la fe, recuerdo las palabras de Jesús, cuando
decía “que nadie es profeta en su propia tierra”.
En resumen, que tanto a unos como a otros, yo les doy las
gracias por haber colaborado con Cáritas”, que es el destinatario de los
beneficios del libro, siendo ese mi mayor orgullo, porque la gente ha
respondido tan bien, que a los más de 300 libros que doné, tuve que sumar otros
50 que mandé reeditar, con cargo a mi bolsillo.
¡GRACIAS!
Juan Santana Méndez
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