lunes, 20 de septiembre de 2010

DIARIO DE UN CURA. Amigos

DIARIO DE UN CURA. Amigos
     Los diarios se escriben con el corazón. Yo he sido un repetido lector del Diario de Ana Frank. Cada dos o tres años vuelvo a releer sus páginas, a emocionarme de nuevo y a admirar a aquella chiquilla judía que trasladó al papel sus sentimientos, el amor, la amistad, la rabia y el dolor. Ana Frank, con apenas doce o trece años,  escribía con el corazón. Hoy, con la tinta roja del corazón escribo aquí recordando a tantos amigos que fueron, que son, que siguen, que llegan... Esta mañana, con ocasión de la muerte de José antonio Labordeta escuché de nuevo aquella canción suya  que tantas veces canté  con fervor: "Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad" Y al cantarla, me venían a la mente los nombres de aquellos amigos  que la cantábamos juntos, soñábamos, creíamos en todas las utopías y estábamos seguros de un mañana feliz aquí o allá. 
     A veces me pongo a recordar a tanta gente amiga con la que he hecho parte del camino de mi vida, gente inolvidable que, aunque ahora no vea tan a menudo o simplemente no vea, sé que puedo contar con ella. Y los nuevos amigos que uno va encontrando a su paso por la vida. ¿Te acuerdas de Pepe, aquel chiquillo de Cuatro Puertas que me ayudaba en las cosas de la iglesia? Hoy lo encontré, tantos años después, defendiendo una caseta de feria en la fiesta de Ingenio. Y al vernos se borraron los treinta años atrás y volví a ver al mismo Pepillo...En Arinaga me encontré con una joven estudiante, muy buena amiga, que regresó de Tenerife hace unos días. 
     Y más tarde, en el Cruce, a Montse y Óscar, amigos gallegos de hace apenas  tres años y que,sin embargo, ya son parte del paisaje habitual de mi vida. En las parroquias, en cualquiera de aquellas por las que he pasado, siempre queda un grupo "marcado" con la palabra amigo. Una marca que no se borra. Gracias a Dios.
     Además, los amigos suelen producir más amigos. Empieza una tímida presentación y, poco a poco, llega  a ocupar un puesto en el corazón. Hoy Montse y Óscar me presentaron a Natalia, polaca  que ahora anda por nuestra Isla. Hace unos meses ocurrió una pequeña anécdota. A través del messenger, en mi ordenador, Montse estaba intentando comunicarse  con Natalia que estaba entonces en Polonia. Pero no lo logró. Algo más tarde, yo ocupé el ordenador y apareció un mensaje de Natalia:
-Hola Montse, ¿ cómo estás?
Como Montse estaba ocupada en la cocina me dijo que yo mismo le contestara y escribí algo así:
-Hola Natalia, soy Montse. Estoy muy bien, pero llevo unos días quedándome en la casa del cura  y  paso mucha hambre porque él es muy austero y no permite que coma sino un poquito...
Respuesta airada de la chica polaca:
-¿Cómo es eso? ¿Qué significa "austero"? Por favor, ve a comprar comida y sal de esa casa que yo te ayudo si lo necesitas....
(Yo no conocía a Natalia sino de nombre. Así que no quise seguir simulando que era Montse quien escribía y dejé para que ella fuera la que hiciera las aclaraciones necesarias...)
-Hoy conocí a Natalia. Pero no se enfadó. Sólo recordamos la anécdota y nos reímos...
       

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