LA SEGUNDA COMUNIÓN
Ayer y hoy he tenido primeras comuniones en la parroquia y eso me supone preocupación, un poco de nerviosismo... y alegría. Lo de la alegría lo digo en tercer lugar aunque me gustaría que fuera lo primero. En cambio la segunda comunión de los niños, como la tercera y otras, sólo me produce alegría. Ahora, cuando escribo estas notas del Diario, queda solamente el gozo. Y es que la primera comunión trae mucha tensión en la familia que luego se va transmitiendo a los niños, a los catequistas, al cura...Tiene de negativo que, para muchos, es simplemente un acto social. Como la fiesta de Los Quince Años en América. Vestimos de largo a los niños, les hacemos una fiesta y metemos a los invitados en la iglesia. Y el templo se convierte en un hervidero donde tenemos a los niños en primer lugar, que, por ejemplo ayer y hoy, estaban nerviosos pero muy atentos y respetuosos. Ponemos detrás a los padres que, salvo algún caso extremo, mantienen las formas, saben a lo que están seguido de los abuelos, algunas personas piadosas de la parroquia y después... una masa grande de personas que están allí porque fueron invitadas al banquete y no conectan con el acto religioso. Aquello no les dice nada y, como cuando yo voy a una cabalgata de lo que sea, miro el "espectáculo" y comento en voz alta , y me río, y no estoy "dentro de la celebración" que es lo que uno inocentemente pretende de todos los que allí están.
Ayer y hoy he tenido primeras comuniones en la parroquia y eso me supone preocupación, un poco de nerviosismo... y alegría. Lo de la alegría lo digo en tercer lugar aunque me gustaría que fuera lo primero. En cambio la segunda comunión de los niños, como la tercera y otras, sólo me produce alegría. Ahora, cuando escribo estas notas del Diario, queda solamente el gozo. Y es que la primera comunión trae mucha tensión en la familia que luego se va transmitiendo a los niños, a los catequistas, al cura...Tiene de negativo que, para muchos, es simplemente un acto social. Como la fiesta de Los Quince Años en América. Vestimos de largo a los niños, les hacemos una fiesta y metemos a los invitados en la iglesia. Y el templo se convierte en un hervidero donde tenemos a los niños en primer lugar, que, por ejemplo ayer y hoy, estaban nerviosos pero muy atentos y respetuosos. Ponemos detrás a los padres que, salvo algún caso extremo, mantienen las formas, saben a lo que están seguido de los abuelos, algunas personas piadosas de la parroquia y después... una masa grande de personas que están allí porque fueron invitadas al banquete y no conectan con el acto religioso. Aquello no les dice nada y, como cuando yo voy a una cabalgata de lo que sea, miro el "espectáculo" y comento en voz alta , y me río, y no estoy "dentro de la celebración" que es lo que uno inocentemente pretende de todos los que allí están.
Por eso me encantan las "segundas comuniones". Me encanta que el domingo que viene estos niños de hoy acudan al templo ya sin nervios, ni peluquería, ni vestido de marinero ni princesa, sin banquete posterior ni regalos...¡y vayan a recibir a Jesús, a escuchar su Palabra! Ahí se transmite paz , ambiente de familia, religiosidad. La iglesia estará menos llena porque sólo vendrán los que sienten aquello. Ojalá acudieran todos a las primeras comuniones con la misma sensibilidad religiosa.
Hace unos días comentábamos varios compañeros sacerdotes el proceso que ha tenido las celebraciones de la Primera comunión. Y, entre bromas y veras, decíamos:
-Hace 30 años estábamos preocupados porque los niños tuvieran una buena preparación en la catequesis
-Hace 20 años estábamos preocupados porque los padres también confesaran y comulgaran.
-Hace 15 años nos conformábamos con que la gente no hablara tan fuerte en la iglesia.
-Desde hace 10 años nos sentimos satisfechos con que el cura logre mantener la calma con todos.
Bueno, pues a mí me ha dejado satisfecho esto último y más. Al mediodía estuve en la celebración que hizo una familia de La Goleta con tres niños que hicieron su primera comunión . Me pareció formidable el ambiente de alegría, de "buen rollo" entre todos los que estaban allí: Música, comida, tarta y ambiente de fiesta. Así habrá sido, seguro, en todos los casos. Eso me satisface. Igualmente me deja buen sabor la actitud colaboradora de los catequistas, del coro parroquial y un buen número de padres y madres. Acabo de leer hace un ratito el artículo de un obispo francés en donde expresa que esa es la Iglesia que hay que construir, en donde el cura no es el que lleva el peso de la parroquia sino que se lleva entre todos.
Termino el día lleno de satisfacción por los niños, por los catequistas, por quienes han colaborado a intentar que la fiesta de la Primera Comunión sea algo serio, por quienes han preparado las canciones, por la actitud de bastantes padres y madres. Gracias a todos. Y, como cantamos este mediodía: Gracias, gracias Señor muchas gracias; Gracias amigo Jesús.
Termino el día lleno de satisfacción por los niños, por los catequistas, por quienes han colaborado a intentar que la fiesta de la Primera Comunión sea algo serio, por quienes han preparado las canciones, por la actitud de bastantes padres y madres. Gracias a todos. Y, como cantamos este mediodía: Gracias, gracias Señor muchas gracias; Gracias amigo Jesús.
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