viernes, 27 de abril de 2018

DIARIO DE UN CURA



LOS PROYECTOS DE PACO,
CRISTÓBAL Y LUCÍA

 A veces  uno proyecta  algo… y no resulta. Como el programa de radio de esta semana, que queríamos hacerlo en público y en el ambiente de la fiesta de un pueblo.  Pero no fue posible.

Tengo otro proyecto. Bueno, tengo muchos proyectos y he tenido muchos más a lo largo de los años. No siempre sale lo que me propongo, qué va.  Al  contrario. Creo que la mayoría de ellos se han quedado sólo en mi pensamiento. Pero, la verdad, no me importa. Lo malo  es cuando uno pierde las ganas de hacer algo para el barrio o la parroquia, para la familia o para uno mismo.

Paco, un amigo,  estaba ilusionado con contar por escrito la historia de este pueblo que ahora está en fiestas. Quería hacer un libro de Cruce de Arinaga pero las cosas se torcieron, porque llegó la enfermedad. Sin embargo,  queda   la satisfacción  de saber que hay otras personas que ahora mismo están dispuestas a realizar el sueño de Paco. Eso está bonito. Cuando alguien   falta,  los amigos debemos saber que,  lo que ellos no consiguieron, otros lo intentaremos  en su nombre. 

Cristóbal, un cura nacido en Ingenio, falleció la pasada semana. Nos veíamos con cierta frecuencia y nos saludábamos como cuando éramos más  niños: Hola Susito, me decía. Hola Cristobita, le contestaba. Y siempre, un proyecto: reunir a los amigos, o programar un viaje a Turín, o conseguir mejores resultados en la pastoral  con niños o con jóvenes.  Tenía 80 años de edad  y la vivacidad  de un adolescente. Las ilusiones no mueren nunca. Se traspasan.

Y el proyecto   de Lucía me hizo mucha gracia. Tiene 9 años. Estaba convencida de que un sacerdote de la familia sería quien le diera la primera comunión. Lo tenía  todo previsto. Pero cuando ella supo que su tío cura no iba a poder estar en la misa, ideó un plan B. Iría a la misa. Se acercaría a comulgar. Cogería la hostia sagrada con mucho respeto… y la guardaría. Y cuando, por la tarde  se encontrara con  su tío, se la daría para que fuera él quien le diera la primera comunión.

Lucía no cumplió, gracias a Dios, el plan tan poco litúrgico como tan lleno de cariño que se había trazado. No lo llegó a cumplir  porque su tío pudo acompañarle en aquel día. Pero hay que valorar su capacidad para buscar soluciones a lo que parecía imposible.

Me encanta la gente que sueña, la gente que pone en marcha su imaginación, que no se adormece, que no se rinde. Me encantan las iniciativas valientes o arriesgadas de Paco, de Cristóbal y  de Lucía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar.