martes, 16 de febrero de 2016

NOMBRES DE PLAYAS, CALAS Y RINCONES DE ARINAGA

Las historias de Juan Santana (Playa Arinaga)

LA MANÍA DE CAMBIAR

Lo primero que me gustaría decir es que no estoy refiriéndome a ningún lema político, sobre todo por la similitud del término, porque nada más lejos de la realidad. Me estoy dirigiendo a esas personas, que tardan más en llegar a un sitio que en cambiarles el nombre, echando por tierra la voluntad de los que allí han vivido desde siempre. 
Por supuesto que no me refiero a traducir a otro idioma el nombre del lugar, ya que entonces estaríamos hablando: “The Arinaga’s beach”.  El cambio más palpable es el de “Punta de la Monja”, a la cual “rebautizaron” como “Risco Verde”, gracias a que algún inteligente subió a lo alto y se fijó en la Charca repleta de algas marinas de ese color, dando al traste con el nombre que le dan los marineros y habitantes de la playa, pero es que no se fijaron en las cartas náuticas, en las que se puede leer “Punta de la Monja”.
A ver si se enteran de una vez que el venir cuatro días de vacaciones no les da derecho a cometer esas tropelías. 
Por si piensan “descubrir la pólvora”, sepan que a la parte sur de Arinaga le llaman “La Ciudadela”, la cual comienza en la calle del antiguo “Bar. Restaurante Star”, que si son inteligentes sabrán del lugar donde estaba ubicado y que en esa misma calle había un pilar para que los vecinos llenaran sus garrafas con agua de abasto.   
El final de La Ciudadela lo marca el Canal, que reúne las aguas de lluvia del Polígono Industrial de Arinaga y van al mar a través de su cauce.
Las cuevas de los marineros estaban situadas desde la trasera de Protección Civil hasta el llamado “Molino”, desde donde bombeaban el agua salada para ir a parar a “Los Cocederos”.
Si te dicen que estuvo pescando en “La Herradura”, no estuvo cerca de ningún caballo, porque esa es una pequeña “cala”, situada a mitad de camino entre el Faro y la Playa del Cabrón, debiendo su nombre a la forma curva que se ve desde lo alto.
Por todo ello y sin ánimo de faltar al respeto a nadie, pues esa no es ni mi intención ni mi forma de expresarme al escribir, debemos cuidarnos de poner nombres alternativos a los lugares que ya los tienen, porque considero que es la mejor manera de provocar a sus moradores.
    

Juan Santana Méndez 

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