20 años, 11 horas al día, dando de comer en
el 'camino de hierro'
De patronas a princesas
"Maestras en el Evangelio",
según el obispo de Saltillo
(José Luis Pinilla Martín, desde Méjico)
Cimbran las vías del tren, incluso vibra un poco el terreno donde se asienta el
llamado camino de hierro, el tren está a punto de silbar...
Como si olfatearan unos caballos a galope, en ese momento, ellas dejan
todo, toman bolsas de comida y corren a los lados de las vías del tren llamado
"la Bestia" en busca de rostros hambrientos y cansados con un brazo
extendido que les permita tomar algo que les refresque y les dé vida. Y así siguen dando luz cada vez que pasa
el tren. El primero pasó a las 11 de la mañana, pocos viajeros, pero
mucha esperanza. Un grupo de mujeres permanecen en alerta, ya que les
comunicaron que pasarían dos más de las llamadas "bestias" durante la
tarde, una de ellas con alrededor de 500 migrantes.
Son "Las Patronas" un grupo de mujeres que apoyan con comida a
migrantes en su recorrido en los trenes de carga que pasan por la comunidad La Patrona, en el municipio de
Amatlán. En Méjico. La Bestia, conocido también como "el tren de la
muerte", es una red de trenes que inicia su viaje en el Estado de Chiapas
y recorre cerca de 2.400 Kilómetros hasta llegar a la frontera con Estados
Unidos de América. Veinte años dando de comer. Once horas al día. Al principio
se arriesgaron a ser penalizadas cuando en México era un delito ayudar a los
irregulares que transitaban por el país.
Y en los trenes un montón de gente que por escapar de la miseria arriesga
su vida y su integridad a bordo de una máquina de más de cien toneladas de peso
y controlado por traficantes de drogas y
personas. María Teresa Compte profesora de Doctrina social, tertuliana
de los medios y buena amiga, cuenta que teóricamente ese viaje es gratuito
porque se trata de trenes de carga, pero ningún emigrante puede acceder a lomos
de La Bestia si no consiente al chantaje que le imponen los traficantes. Se
calcula que el importe que satisfacen los emigrantes asciende a unos 1.200
dólares para un viaje de 25 días. Un 60% de las mujeres que viajan en La Bestia
son víctimas de violación y abuso sexual.Un 80% de los emigrantes son víctimas
de robos y extorsiones, y muchos de ellos sufren secuestros con el único fin de
que sus familias en EUA paguen un rescate por ellos.
Hay una campaña internacional que pretende
que se les conceda el Premio Princesa de Asturias (2015) de la Concordia.
El obispo de Saltillo uno de los primeros impulsadores de su candidatura cuenta
porqué lo hace: "Porque han sido mis maestras junto a las vías y frente al
evangelio"
Como ellas mismas lo saben, los premios son plataformas para visibilizar
las luchas que cada organismo o grupo humano realiza. Y por lo tanto, convertir
a las Patronas en Princesas - como si fueran las cenicientas del siglo XXI - es
poner en valor la realidad de un grupo que canaliza
una labor organizadamente, blanco sobre negro, desvelando la cruda realidad de
las y los migrantes en su paso por México (y por todos los caminos
del mundo) . Y que descubre- y esto no es un cuento - sus dolores y tragedias
no solo en sus viajes de tránsito, sino en sus países de origen y en los de su
destino. Es más: Un acción individual que empezó con la Señora Norma, se ha
transformado - también paradigmáticamente - en la acción de todo un pueblo.
Estas mujeres compusieron una canción que se ha hecho popular cuya letra
dice: "La Patrona es la esperanza del migrante en su camino". En esta
lucha paradigmática firmaron la propuesta para el premio los obispos de
Migraciones de España. Es la lucha de los pobres que están actuando
organizadamente por convicciones profundas - lo vi en sus ojos cuando tuve la
gracia de entrevistarme con alguna de ellas - para producir transformaciones en
la situación social de la cual son víctimas.
Un ejemplo de esto que me contaron cuando me entrevisté con una de ellas
"De pequeña no venía al tren; nada más ayudaba a recoger las botellas para
el agua o en la cocina, hasta que un día el tren se paró y todas vinimos
corriendo. Esa fue la primera vez, casi ni les pude dar nada a los emigrantes.
Solo alargué mi pequeño brazo de niña para intentar llegar al suyo que
sujetándose en los asideros del vagón del tren se alargaba hacia mi mano donde
ofrecía una bolsa de comida. Con
Arroz y frijoles. Y una botella de agua. Luego me enseñaron a hacerlo
mejor", finalizó diciendo.
Un cautivador documental narra su epopeya. Se titula "Llévate mis amores" .
Aquellos amores con los que llenan sus bolsas de plástico. Han paseado
por España la petición de apoyo al citado Premio de la Concordia de los premios
Princesa de Asturias 2015. No es mala idea, sino todo lo contrario, que,
feminizado el titulo, sean estas ejemplares mujeres quienes lo reciban.
(Publicado en Religión Digital)
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