lunes, 9 de marzo de 2015

Entrevista a Marta Viera, actriz protagonista de “Me Llamo Suleimán”

Entrevista a Marta Viera, actriz protagonista de “Me Llamo Suleimán”




 “ESTA OBRA HACE QUE NOS REENCONTREMOS CON NUESTRA PROPIA HUMANIDAD, PROPONIÉNDONOS MIRAR DE FRENTE A LA REALIDAD Y A LA VIDA”


¿Tenías ganas de afrontar un papel eminentemente teatral tras tu participación en dos proyectos musicales seguidos, como fueron ‘El crimen de la perra Chona’ y la experiencia en el grupo Alegransa?.
La verdad es que nunca he participado en una producción teatral de estas características,  y sí, tenía muchísimas ganas porque las últimas producciones en las que he trabajado han sido eminentemente musicales, algo que por otro lado también disfruto mucho.

En ‘Me llamo Suleimán’ tienes un papel protagónico total. Eres la única actriz en escena, el único personaje que sostiene la trama… ¿Cómo afrontas esa responsabilidad?
Este proyecto por distintos motivos me supone un reto muy grande. Nunca antes he afrontado el trabajo de un monologo teatral y todo lo que ello conlleva, desde el trabajo con el texto, pasando por la composición de personajes y por el hecho de llevar el peso de representar el trabajo de toda la gente que hace que ‘Me llamo Suleimán’ tenga la fuerza y la poesía que tiene, toda esa gente que el público no ve sobre el escenario y eso, como bien dices, es una gran responsabilidad. Yo la afronto a partir de todo lo que puedo aportar, con muchísimas ganas e ilusión, intentando ser lo más honesta posible con mi trabajo, como una pieza más del puzzle.

¿Desde qué dimensión afrontas tu interpretación en este espectáculo que habla de una realidad humana dura y dramática?
Creo que el teatro es uno de los muchos espejos que tiene la humanidad para mirarse a si misma, tomar conciencia y reflexionar. A pesar de lo que me pueda afectar personalmente el viaje de Suleiman, con esa dura realidad que describe, el trabajo ha sido conocer a este personaje y contar sus experiencias a través de sus ojos y emociones, y en este proceso nos hemos encontrando con muchos momentos de distanciamiento emocional entre el personaje y yo misma, porque lo que importa no es lo que a mi, Marta Viera, me genere el texto de Antonio Lozano, lo importante es que Suleimán cuente su historia.

¿Desde el punto de vista interpretativo acomodarte a esta producción que se ayuda de un notable soporte técnico con las animaciones creadas para el mismo, qué te exige como actriz? ¿Cómo se logra acompasar el pulso de la interpretación con el de las imágenes?
La verdad es que me puedo sentir muy mimada en cuanto al trabajo con las animaciones, pues prácticamente todo se ha dispuesto de tal manera que ellas me sigan a mi. Cierto que hay marcas que seguir y muchas cosas que tener en cuenta a la hora de trabajar con este soporte técnico; el espacio muchas veces se acota y no debe haber obstáculos que entorpezcan las proyecciones, pero siempre se ha trabajado con la premisa de que esto es un espectáculo teatral y en el teatro los tiempos se respiran y varían, como varían el público y los espacios. La repetición como instrumento para acompasar la interpretación y las animaciones ha sido fundamental, al igual que trabajar sincronizando el lenguaje teatral y el audiovisual simultáneamente.

¿Qué sentimientos te despierta interpretar el texto de Lozano más allá de tu condición de actriz?
Cuando leí su novela me enamoré de la historia, de los personajes y de la manera con que consigue llenar las páginas de su obra de emoción y sencillez. La historia me emocionó profundamente y la forma de contarla de Antonio me llega muchísimo. La mañana de la primera lectura del texto me la pasé tragando nudos, no sólo por el drama que conlleva una historia como es la de Suleimán, sino por la humanidad que desprende, en los buenos y en los malos momentos, porque sus palabras no sólo se te clavan en la cabeza, sino que también te atraviesan el corazón.

Háblame de los personajes que interpretas en la obra.
Los personajes que interpreto son dos: Isabel y Suleimán. Isabel es una joven a quien Suleimán cuenta su historia, la de un joven maliense que cruza un continente en busca de un sueño, un joven que salió de su casa siendo niño y ahora nos cuenta su historia con el peso que la experiencia y los años dejaron en él. 


¿Hay espacio para la esperanza en ‘Me llamo Suleimán’?
Me atrevería a decir que ‘Me llamo Suleimán’ es un canto a la esperanza, a la vida. A pesar del componente trágico que tiene esta historia, creo que es un recordatorio continuo de que estamos vivos, de toda la vida y belleza que hay a nuestro alrededor y, de que la esperanza que nos mantiene en la lucha, es fundamental para afrontar la vida.

¿Qué instante del montaje te motiva e inspira más?
Hay varios momentos en los que las animaciones de Juan Carlos Cruz, el texto de Antonio Lozano y la puesta en escena de Mario Vega generan magia, pura poesía sobre el escenario. Tengo dos preferidos, pero mejor será que cada uno elija su momento cuando vea la obra.

¿Y cuál es el pasaje de la obra más duro emocionalmente de interpretar para ti?
Sin duda cuando Suleimán tiene que despedirse de su mejor amigo Musa, que es como un hermano para él. 

¿Cómo convencerías al público para que no dejara de ver en el Teatro Guiniguada el montaje que se inspira en la novela homónima de Antonio Lozano?
¡Lo que no entendería sería que no fueran a verlo! Realmente creo que es una delicia de montaje. Una historia humana que nos reencuentra con nuestra propia humanidad, que nos propone mirar de frente la realidad y la vida, acompañada de una puesta en escena deliciosa. No creo que nadie salga indiferente del teatro.

¿Cómo ha sido el trabajo de puesta en común con Mario Vega como director del montaje?
Trabajar con Mario es maravilloso, es como andar por casa. Primero porque tiene un planteamiento muy desarrollado y claro de lo que quiere y, segundo y más importante, porque está abierto hasta el último momento a cualquier propuesta, a probar, a jugar, a seguir desarrollando ideas que lleven a otras ideas, a cambiar. Está dispuesto siempre a que el montaje crezca como nosotros crecemos con él.  Por otro lado es un director que escucha y te da libertad de creación sin dejarte solo. Cuida hasta el último detalle y se preocupa por su equipo de trabajo. 

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