Escribe Paco Mira:
¿DÓNDE
ESTÁ NUESTRA BASE?
Si les digo que la sabiduría de Dios
es infinita, no les estoy descubriendo nada nuevo. Es por ello que basándome en lo que ya saben, les diré que
por eso ha creado al hombre y a la mujer, para que la biología se encargara de
hacer lo que le corresponde. Dios, ha querido que tuviéramos una parte femenina
y otra masculina. Dios ha querido que a cada una de las partes le corresponda
una función determinada en este maravilloso libro de la historia que llamamos
vida. Por eso, y solo por eso, tenemos lo que tenemos. Y si lo tenemos, hemos
de aprender (si no lo sabemos ya) a respetarla, a cuidarla y a valorarla. Si
esto lo hacemos, no seríamos ni la mitad de lo que somos.
Dentro de esa tarea, nuestra madre
ocupa un papel fundamental. Casi, aunque queramos creer que tienen una labor
por igual y pareja, creo que la madre se lleva la palma. Mamá es la que está
con el pecho o el biberón desde los primeros instantes; es la que no pega ojo
por las noches, mientras no hablamos; es la que nos lleva al médico cuando nota
los primeros síntomas de algo que no funciona; es la que se preocupa que
nuestra formación académica sea la adecuada, es el faro, es el cirio que
alumbra en nuestra casa y que nunca se apaga.
Es por ello que la Iglesia nos quiere
recordar hoy que nuestra madre es un pilar en nuestra vida. Es por ello que la
Iglesia nos quiere recordar hoy que María, lejos de la tradición maña, es la
que nos tiene que llevar a poner las bases para que las futuras
generaciones tengan un espejo donde se
puedan mirar. Una madre, por mucho que nos regañe, siempre será un punto de
referencia en la vida, es la que nos da la vida y es la que se deja la vida por
nosotros. María, la de Nazaret fue la que dio la vida al Hijo de Dios y fue la
que estuvo al pie de la cruz cuando la vida parecía que se le iba de las manos.
Pero también fue testigo de la resurrección, porque en el fondo, la vida da Vida.
Precisamente el evangelio de este
fin de semana, nos recuerda algo que María hace todos los días. El evangelio,
la buena noticia, siempre es una invitación a una fiesta, siempre. El rey
invita, María nos ayuda en esa invitación y ¡qué pena que muchas veces digamos
que no!. Las oportunidades hay que aprovecharlas en el momento, sino el rey
acabará invitando a otros.
Este domingo celebramos el día de la
Hispanidad. Nunca impongamos a nadie nada a costa de tener que renunciar a sus
raíces. A lo largo de la historia nos hemos enorgullecido de eso, y eso si que
no esta acorde a la invitación del rey a su fiesta.
María es también el pilar de la
Guardia Civil. Nunca un uniforme puede ser criterio válido para empañar la
dignidad de las personas. Nunca un uniforme puede ser el criterio para ostentar
siempre y en todo lugar la posesión de la verdad. Un uniforme ha de ser el
referente de ayuda, consuelo, y guía a quien se desvía (voluntaria o
involuntariamente) de su camino. Que María, a quien ellos tienen como patrona,
les ayude en su cometido.
Quisiera también pedirle a Mamá
María que nos ayude en momentos delicados. El Ebola está tocando, injustamente,
en la puerta de muchas casas. No nos quedemos solamente con los enfermos que
tenemos en nuestro país. Miles de personas mueren diariamente en Sierra Leona,
y países limítrofes y quizás nadie se acuerde ellos.
Dios nunca nos abandona y sigue, como el rey
de la parábola, saliendo a buscarnos. Dejémonos encontrar con él, seamos fieles
a su invitación y acudamos a su cita, no digamos que no a lo que merece la
pena. Menos mal que María, como madre, tiene presente a todos y cada uno de
ellos, y de nosotros. Que María, aún, a pesar de las adversidades, nos ayude a
que no decaiga nuestra fe, todo lo contrario tengamos la cabeza bien alta para
que nunca le digamos que no y que siempre siga siendo nuestro pilar.
Hasta la próxima
Paco Mira
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