martes, 5 de agosto de 2014

UNA CANCIÓN: LAS FUERZAS SE REHACEN EN LA MESA

UNA CANCIÓN:
LAS FUERZAS SE REHACEN EN LA MESA
     Me supongo que nos pasa a todos. Escuchamos una canción y nos trae recuerdos muy concretos de la vida: La primera vez que la escuchamos o la persona que la cantaba,  o el lugar en donde estábamos… A mí hay canciones que me  “saben” a Vecindario (Pedro te negó, A tope, ….) Otras me recuerdan viajes a Valladolid  (Colegiala)  o a Madrid. Y otras las siento más cerca, mucho más cerca. Está claro que la canción es un vehículo rápido para trasladar emociones, recuerdos y nostalgias.
     Ayer, no sé por qué, estuve todo el día intentando cantar una canción aprendida en Tamaraceite. Me gustaba y me sigue gustando. La cantaban muy bien las dominicas que allí vivían. Cuando celebraba la misa con ellas, en aquella cuevita de su casa, les pedía que la cantaran en cualquier momento de la celebración. Y allí salía Elena con su voz de ángel: “Las fuerzas se rehacen en la mesa…”
     Anoche quise  encontrar en internet una buena versión de “Las fuerzas se rehacen en la mesa”. No encontré ninguna que  igualara el modo de cantar de Elena, Lola, Raquel, Esther  y todo el grupo de religiosas. Pero me trajo recuerdos que me hicieron revivir la fuerza que da la eucaristía, la oración  y la amistad. Y la comunidad de dominicas y  Tamaraceite y  la música.




Las fuerzas se rehacen en la mesa,
Se olvidan los silencios sin razón.
Se escucha una nueva palabra
Con la mirada en torno al pan,
En torno a él//.


Una mesa que no tenga horarios,
Mesas amplias, con mucho lugar.
Platos llenos de gran confianza,
Compartiendo el calor del hogar.

Que la mesa reúna ilusiones
y detalles de un mismo vivir.
El sabor del encuentro y la fiesta
Crecerá como masa de pan.


Las fuerzas se rehacen en la mesa,
Se olvidan los silencios sin razón.
Se escucha una nueva palabra
Con la mirada en torno al pan,
En torno a él.


En la mesa vivamos sin prisa,
Cada gesto de hermano y su fe.
Que la mesa serene las penas,
Fortalezca los cuerpos y el dar.

En la mesa busquemos descanso
y un resquicio de un tiempo y un tú,
De aquel tiempo gratuito que empuja
A llevar a los hombres la paz.


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