Escribe
Paco Mira:
DE
UNA TRINIDAD (ABDICACIÓN, MUNDIAL, ECONOMÍA) A OTRA TRINIDAD (PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO)
Tranquilos que no hay dos. ¡Bastante
misterio tiene una, como para que encima estemos hablando de dos! Pero me
resulta curiosa, la capacidad que tiene el ser humano, que tenemos nosotros,
para que en un espacio muy corto de tiempo, vayamos sacando a la luz temas y
cambiarlos por otros en función de las necesidades sociales del momento.
¡Pues anda que no se le dio cera al
asunto de la abdicación del rey!. No quiero entrar en ninguna polémica, pero
creo que nuestra querida nación, en España, ya hay bastantes problemas como
para crear uno nuevo sin resolver los anteriores. Dudo, y mucho, que los
jóvenes de ahora tengan la capacidad de poder decidir la forma de gobierno,
cuando según las encuestas lo que menos les interesa es la política. Decía
alguien, procura leer, aunque sea el
periódico, que una mentira hasta puede ser que se crea. Pero claro, si
nuestra cultura no es la mejor, pues los resultados son los que son.
No contentos con eso, resulta que
este fin de semana nos comienza el mundial. Un mundial, también cargado de
polémica, por celebrarse en un país que según unos cuantos, quieren cualquier
cosa, pero no el derroche en unos campos de fútbol. Aún así, va a suponer el
paralizar medio país, para que nos concentremos delante de los televisores,
para que vengamos antes de la playa, para evitar salir de paseo los días en los
que juegue España, e incluso… podemos cambiar el horario de la misa, para
facilitar las cosas.
Pero la última persona de esta
trinidad ficticia, sería la economía. Ninguno de los otros componentes son
capaces de arreglar el que exista menos gente en el paro, el que las familiar
puedan llegar mejor a fin de mes, el que los niños puedan disfrutar de una
comida saludable, el que las entidades
bancarias puedan ser más flexibles para que la gente pueda disfrutar de eso que
llamamos economía del bienestar.
Enfrente de estas tres realidades,
estamos los cristianos que este fin de semana celebramos la Trinidad auténtica,
celebramos como dice Moisés, el que el
Señor vaya con nosotros aunque seamos un pueblo de dura cerviz. Dios, cada
dos por tres, sale a nuestro encuentro, se hace el encontradizo con nosotros
porque es un Dios que codo con codo lucha a favor de las necesidades de cada
uno de nosotros; un Dios que no abandona a la suerte de cada uno a sus
criaturas, aún a pesar de todas las ofertas que la sociedad nos ofrece. Es un
Dios que nos recuerda que al margen del futbol, hay que gente que no puede
disfrutar de cosas como las que nosotros disfrutamos.
Nosotros tenemos que tener la
capacidad de ser moldeables. Tenemos que tener la capacidad de dejarnos invadir
por el amor de Dios Padre, manifestado en su Hijo Jesús e impulsado por su
Espíritu. Como decíamos la semana pasada, no apaguemos el fuego del Espíritu de
Pentecostés. Que arda, que nos queme… eso significa que estamos vivos y que
todavía tenemos la capacidad de contagiar y ya no tenemos las puertas cerradas.
Seamos los remos de Dios. Buscamos
soluciones, a veces, infructuosas. Buscamos remedios donde creemos que nos dan
la solución. Creemos que la política, el futbol son los grandes enigmas de
nuestra sociedad. Nosotros lo único que tenemos que hacer, es dejarnos mover
por el Dios trinitario. Quizás sea un misterio, pero es de una eficacia que
hace que muchos en nombre de ese misterio sigan anunciando a un Jesús no
muerto, sino resucitado.
Recordando al fútbol, los hinchas
del Liverpool le cantan a su equipo que nunca caminarán solos y Pablo a la
comunidad de Corinto y a la nuestra nos dice que nos alegremos, que nos
animemos, que tengamos un mismo sentir y que vivamos en paz. Y encima Jesús nos
dice que la salvación pasa por sus manos. Pues ya sabemos
No quisiera terminar sin acordarme
de María. Deja la casa de todos, para ir a su casa. Ahora nos invita a ir a
visitarla: ¡Que hijo se olvida de su Madre!.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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