lunes, 9 de septiembre de 2013

ACABADA LA FIESTA, QUEDA DECIR: GRACIAS, MUCHAS GRACIAS


¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!

Al finalizar las fiestas de N. S. del Pino lo dijimos en público y ahora volvemos a repetirlo. Estas han sido unas fiestas muy participativas. Y con mucho gusto manifestamos nuestro agradecimiento:

-A todas las personas que se han hecho presentes en los actos festivos organizados en Arinaga.

-A los encargados de animar las eucaristías con sus canciones: Agrupación Susa Suárez, Loren y su grupo, Paco Guedes y su grupo. También a quienes en diferentes momentos cantaron sus canciones o recitaron poemas.
-A la Policía local y Protección Civil que colaboraron en la caminata-peregrinación, en la procesión y otros actos.
-Al grupo de Liturgia con Pepita  lectores, etc.
-A quienes limpiaron y decoraron la iglesia y los tronos: Pino, Manolo, Martín, etc, 
-A quienes con su ayuda económica colaboraron para las flores y todos los gastos de la iglesia.
-A la Fundación Jesús Sacramentado por su colaboración económica.
-A los catequistas, siempre disponibles. Al grupo de  cáritas y a quienes ayudaron en la venta de recuerdos de la Virgen: Lidia, Pepe, Fina, Dámaso...
- A los doce sacerdotes que nos acompañaron en la Eucaristía: Simón Pérez Reyes, Mederico, José Manuel, José Luis, José Francisco, Domingo, José Ramírez,  Cristóbal, Juan Artiles, Francisco González, Victorio...
- A Juan Santana, autor del libro "Memorias de Arinaga"
-Al Ayuntamiento de Agüimes, la Concejalía de Festejos y las agrupaciones musicales que acompañaron la procesión. 
¡Gracias, porque, con la colaboración de todos, se ha hecho una gran fiesta en Arinaga!


Juan Santana Méndez, autor del libro que se presentó el viernes 6 de septiembre, nos ha enviado este escrito de agradecimiento: 


EL DESPERTAR DE UN SUEÑO

El pasado viernes, día 6 de Septiembre de 2013, fue presentado mi libro “Memorias de Arinaga”, en la parroquia de la playa.     
Por supuesto que yo nunca había asistido a ningún tipo de actos de esta índole, pero aún menos siendo el protagonista.
Ante todo, pido disculpas a los asistentes por dejarme llevar por la emoción, pero si retroceden en el tiempo, pienso que se acordarán de que cada vez que aprendíamos a hacer alguna cosa cuando éramos pequeños, corríamos hasta donde estaban nuestras madres para mostrárselo.
Es por eso por lo que me acordé de ella más que nunca, pero aún más si cabe al estar en la casa de Dios.
Me imagino a esa señora de gafas, mirándome con orgullo , presumiendo además de su hijo, como diciendo a los demás que ha llegado lejos, cosa que yo disculparía calificándolo como “amor de madre”.
También pensé en mi padre, que no pudo asistir por motivos de enfermedad, pero que un día antes de la presentación del libro, me llevé uno a casa y con orgullo se lo entregué, dándome cuenta a pesar de ser invidente, que lo primero que hizo fue darle un beso a ese ejemplar, emocionándose mucho, pero que ahí estaba yo quitando hierro al asunto, pidiéndole el libro para dedicárselo, además de cambiar la conversación y que pensara en otra cosa.
Al igual que les agradezco a todos y a todas su asistencia, espero no defraudarles con el contenido del libro, porque en eso puse todo mi empeño.
Cuando terminó el acto, ya en mi casa, mi sobrino me preguntó que si no había estado nervioso al tomar la palabra, porque el pensó a la hora de mi intervención que estaría muy intranquilo al tener que hablar delante de todos los asistentes.
Para responderle yo empleé mis dotes de persuasión, ya que le dije que alguna ventaja tenía que sacar de mi falta de visión, porque podía pensar que hablaba ante 50, 20, ó 2 personas que estaban en los bancos más atrasados.
Yo no sé si le convencí, pero él no me dijo nada más, por lo que pienso que se olvidaría del asunto, pasando página, como así sucedió.
Para mí, era una gran responsabilidad el no quedar bien ante mi familia, amigos de toda la vida y de todos aquellos que se molestaron en acudir, para escuchar a una persona que ni siquiera conocían.
Tenía que hacerlo bien, pensando por ejemplo en mi prima que el día anterior me había mandado un SMS, con este texto:”Asistiré a la presentación, cambié turno de trabajo”.
Por otro lado estaban también mis hermanos y mi sobrino, el culpable de tener mi ordenador siempre a punto, que es mi primo Carmelo, a Yaiza, que hizo las correcciones del libro para llevarlo a la editorial, don Jesús y don Antonio Morales y todo el público anónimo que asistió y al que nunca podré agradecerle lo bastante ese gesto.
Ahora entiendo la pregunta de mi sobrino, pero lo pasado, pasado está, por lo que casi prefiero no pensarlo, centrándome tan solo en que el libro tenga, además de aceptación, que nadie quede defraudado con su contenido.
Se lo pido a nuestra Madre del Pino, porque celebramos su fiesta en estos días.
                      Gracias para todos y todas.


Juan Santana Méndez  

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