jueves, 6 de junio de 2013

DIARIO DE UN CURA. UNA FIESTA SORPRESA

DIARIO DE UN CURA
LA DULCE EXPERIENCIA DE UN COMPAÑERO EN SU CUMPLEAÑOS

Me lo contó esta noche mi compañero S. 
-Cuando escribas tu diario en el blog, Suso, me gustaría que contaras la experiencia que he vivido hoy. 
Y empezó  narrar  su vivencia del día.
"Hoy fue mi cumpleaños. Normalmente intento que  estos aniversarios míos pasen desapercibidos pero ya sabes, con eso de facebook y demás, es fácil que tus amigos se enteren. Empecé el día muy bonito. Yo, cuando duermo, suelo soñar mucho. Y el sueño de anoche fue muy especial en correspondencia con el día de hoy. Soñé con mi madre que murió hace bastantes años y la vi y recordé tal como era. Fue un regalo que recibí del cielo y tal vez de ella misma. Después empezó el día cargado de muchas sorpresas. Muchos de mis amigos y feligreses de la parroquia me llamaron o pasaron por la casa parroquial a felicitarme y, la verdad, aunque da cierto pudor, te alegra leer los mensajes o hablar con aquellos con quienes aciertan a encontrarte en el teléfono"

Mi amigo, el cura  S, con quien tengo muchísima confianza, continuó entusiasmado su relato:
"Celebré la misa en una de mis parroquias y vi más gente que de costumbre. Lo vi normal, eso ocurre muchas veces. Al acabar dialogué con algunas personas que venían para algunos problemas personales y fuera, me esperaban tres parroquianas:  T, F y S.
Me preguntaron  si tenía prisa. Y, como no la tenía pues no había quedado con nadie, así lo hice saber. Me apuraron a subir a la Casa parroquial, sobre la iglesia " para hablar". Subí las escaleras diciendo alguna tontería por las bromas que daban y, al abrir la puerta, en el salón, una "coral" de más de 60 voces me cantaron el cumpleaños feliz.... Me emocionaron. Por un momento deseé desaparecer. Pero me contuve. Las voces venían  de personas de  las dos parroquias y algunos barrios. Voces de niños, voces adultas, voces de jóvenes. ¡Vaya sorpresa!"
Y, cuando mi compañero S me contaba esto, volvía a emocionarse.
"Es que fue bellísimo, inesperado, encontrarte con la gente que más quieres. Los jóvenes con los que compartes muchos momentos, los catequistas, representantes de los grupos de Cáritas, gente cercana a la parroquia....Me gustó. Lo disfruté aunque no llevo nada bien  ser el centro de todas las miradas. Por eso se mezclaba la alegría, el agradecimiento, cierta timidez... Pienso que todos en la vida necesitamos momentos así en los que te sientes querido y valorado y como un amigo. Porque a veces, tu lo sabes, Suso, a los curas se nos ve como gente de otra galaxia, como si no tuviéramos sentimientos. 
Luego vino la comida y más tarde  los regalos que fue tal vez lo que más me costó. Por eso intenté ponerle algo de humor a cada obsequio intentando descubrir lo que estaba envuelto. Y, sobre todo, comprender que cada persona que allí había era para mí un regalo importante. Luego el grupo de jóvenes proyectó imágenes de los vivido en torno a la parroquia y de nuevo me emocioné al ver las fotos  de los diferentes momentos vividos a lo lago de los años de cura" 
     Mi compañero no paraba de hablar. Estaba eufórico, feliz cuando me decía:  
 "Es que, cuando acabó la fiesta, la gente más joven no me dejó marchar porque necesitaban compartir ese momento con el cura de su pueblo. La verdad es que yo también me sentí regalado en abundancia con todas las cosas hermosas que escuché".
  Pasaron horas y el cumpleaños, según me comentaba el cura amigo,  no acabó hasta la última hora del día. Por eso me pidió  que no dejara de poner en el blog lo siguiente que incluso lo escribió en un papelito:
"Me siento tan a gusto con la gente de mi parroquia que me nace decirle que son gente tan buena, abierta, amable, agradecida... que me costaría mucho despegarme de esta comunidad. Y por otra parte, actos como estos, fortalecen la unidad entre los parroquianos. Y me animan a mí a ser un poquito mejor y a aprender de estos gestos que quedan marcado en el alma. Si anoche soñé con mi madre, hoy me tocará soñar con la buena gente de la parroquia que considero, algo asi como  si fueran mis hijos. Gracias de corazón"

Esto fue lo que me comentó el compañero S. , lector habitual de este blog. Espero que continúe  esta cascada de cordialidad. Y me alegra que en algunas parroquias sea posible esa unidad entre el cura y los feligreses. Y que los jóvenes participen  con toda naturalidad y vean que la casa parroquial es también un poquito suya.  Enhorabuena al compañero S. 

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