martes, 14 de febrero de 2012

DIOS LLEGA EN EL MOMENTO JUSTO

DIOS LLEGA EN EL MOMENTO JUSTO


Todos los domingos por la tarde, después de la eucaristía en la iglesia, el sacerdote y su monaguillo de 11 años iban al pueblo a repartir volantes a cada persona que veían. Ese domingo en particular, cuando llegó la hora de ir al pueblo a repartir los volantes, el tiempo estaba muy frío y comenzó a lloviznar. El monaguillo se preparó y le dijo al padre: -Padre, estoy listo. 

El padre respondió, “Hijo, está muy frío afuera y está lloviznando”. 


  1. El niño miró sorprendido al padre y le dijo, “¿Puedo ir yo solo? 
  2. Luego caminó todas las calles del pueblo, repartiendo los volantes a las personas que veía. 
  3. Después de dos horas caminando bajo la lluvia, con frío y su último volante, se detuvo en una esquina y miró a ver si veía a alguien a quién dárselo, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces fue a la primera puerta que encontró, tocó el timbre varias veces y esperó.
  4. Estaba a punto de irse pero insistió. La puerta se abrió suavemente. 
  5. Salió una señora con una mirada muy triste y le preguntó: 
  6. “¿Qué puedo hacer por tí?”. 
  7. Con ojos radiantes el niño dijo: “Señora, lo siento si la molesté, pero sólo quiero decirle que DIOS LA AMA y vine para darle mi último volante”. 
  8. Al siguiente domingo por la mañana el Padre estaba en el púlpito y preguntó:
  9. - “¿Alguien tiene un testimonio o algo que quiera compartir?”. 
  10. Una señora mayor se puso de pie y dijo:
  11. - “Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca había estado aquí, incluso todavía el domingo pasado no era seguidora de Cristo. Mi esposo murió hace un tiempo atrás dejándome totalmente sola en este mundo. El domingo pasado fue un día particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón; ese día ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir. 

  12. Entonces tomé la decisión de quitarme la vida.  Con el corazón destrozado, estaba a punto de tomar la terrible decisión cuando de repente escuché el sonido fuerte del timbre de la puerta. 
  13. Entonces pensé, 'Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá'. 
  14. Yo esperé y esperé, pero el timbre de la puerta cada vez era más insistente, y luego la persona comenzó a golpear la puerta con fuerza. Entonces me pregunté, ¿quién podrá ser? Jamás nadie toca mi puerta ni vienen a verme! 
  15.  Fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez con mayor insistencia. 
  16. Cuando abrí la puerta frente a mi estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto. Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida, cuando dijo con voz de querubín: 'SEÑORA, sólo quiero decirle que DIOS realmente la ama.' Cuando el pequeño ángel desapareció entre el frío y la lluvia, cerré mi puerta y leí cada palabra del volante. Luego desaparecieron mis pensamientos de suicidio. Ya no los necesitaría más. Como ven . . .ahora soy una hija feliz de Dios. 
  17. Como la dirección de la iglesia estaba en la parte de atrás del volante, yo vine personalmente a decirle GRACIAS a ese pequeño ÁNGEL DE DIOS que llegó justo a tiempo y, de hecho, a rescatar mi vida de una eternidad en el infierno”. 
  18. Todos lloraban en la iglesia. El Padre bajó del púlpito y fue a donde estaba sentado el pequeño ángel; tomó a su monaguillo en sus brazos y lloró incontrolablemente.
(Enviado por Fanny, de Arinaga) 

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