miércoles, 22 de diciembre de 2010

DIARIO DE UN CURA. ESTRENÉ LA CLÍNICA

DIARIO DE UN CURA. ESTRENÉ LA CLÍNICA
Miércoles 22 de diciembre de 2010.
  Siempre he dicho que lo más que temía de una enfermedad... era ingresar en un hospital. Nunca había estado ingresado en ninguno hasta el lunes pasado. Y hoy digo que la experiencia no fue tan mala. Es más, en algunos momentos, muy buena. Fui por un "accidente": la reacción a un antiinflamatorio recetado por el dentista me produjo una alergia que me obligó a estar dos días, hasta esta tarde, internado en la Clínica San Roque. Lo pasé mal, claro está, pero fui anotando las cosas positivas y la verdad , hasta a veces puede ser bueno...
-La atención del personal tanto en la UCI (primer día y noche ) como en planta desde ayer tarde, me resultó muy agradable y atenta. Me ayudó a pensar en mi trato con los enfermos de la parroquia.
-La cercanía de la familia y los amigos (y eso que no avisé hasta ayer), fue constante: Todos mis hermanos, sobrinos,  Dámaso que estuvo casi a cada hora atento a mí y a todo lo de la parroquia, los parroquianos y amigos que lo fueron sabiendo, los compañeros sacerdotes, el obispo...Le alegra a uno contar con tan buen plantel de gente amiga que se preocupa de uno. Y me hizo pensar en mi comportamiento cuando otros son los enfermos.
-Experimentar la enfermedad, la necesidad de que otros te ayuden, te lleven de un lado a otro.... Es una buena cura de humildad. Y te hace ser más consciente de la situación de muchos enfermos y ancianos.
-El día de ayer en la clínica, ya sin ningún malestar, me sirvió de relax, de descanso, de sentirme liberado de prisas... Poder leer, responder a todos los mensajes, llamar, leer, pensar, rezar... Un día de retiro en un buen lugar para la meditación.
-Dejé una tarjeta para agradecer al personal el exquisito trato que me dispensaron. En ningún momento dije que fuera cura, aunque si lo decía la tarjeta que escribí. 
-Me acordé en muchos momentos del Hospital de Kapiri ( allá en Malawi donde estuve hace ya unos tres años) y comparando lo que aquí tenemos y lo que allí hay, pues dice uno: ¡Qué suerte poder disponer de un centro médico así! 
-Y el regreso a la parroquia con ilusión, con ganas de estar con la gente, de trabajar... Al poco de llegar me fui a Arinaga a preparar la escenificación con los niños y celebrar la misa. Más tarde, aquí en la casa, cena de churros con chocolate con algunos de los del grupo de adultos de confirmación( Antonia, Mercedes, Sofi...) más Fela, Paqui, M. Dolores, Fina, Manuel, Margarita, Tita, Rubén, Alejandra, Marina... que quisieron  pasar por la casa a saludarme. 
   Un buen comienzo de Navidad. El Hospital me ha dado una oportunidad única que no sospechaba. 
   No, no me vino mal. No lo deseo para nadie pero, cuando se presenta la ocasión hay que disfrutar de todo lo postivo que hay. Le doy gracias a Dios por estos tres días vividos. 

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