sábado, 23 de octubre de 2010

"Yo quisiera ser Patricia"

“Yo quisiera ser Patricia”

En la catequesis de este viernes tocaba preparar la eucaristía de este domingo. La verdad que daba mucha alegría ver a tanto joven junto que se reúne por la tarde. Dio tiempo a preparar las lecturas, peticiones, ofrendas y ensayar los cánticos de la celebración. Son unos chicos muy abiertos, espontáneos y con un espíritu solidario al alza. Una chica nos decía: _ Hoy he aprendido que si la lucecita roja del sagrario está encendida, eso significa que Jesús está ahí presente y se merece todo nuestro respeto. Claro está que unos minutos antes había habido “estiras y encojes” entre algunos adultos por el comportamiento de los jóvenes. Yo creo que debemos ser pacientes, alegrarnos de que quieran conocer a Jesús y también creo humildemente que a veces debemos adaptarnos un poquito a ellos…Podríamos aprender muchísimo. Bueno, lo cierto es que al inicio de la catequesis, hubo también unos minutos para reflexionar sobre las tareas que se les encomiendan cada semana voluntariamente a estos jóvenes. Melani por ejemplo, nos informó a todos sobre el tema central que se trató en el programa de radio “La Plaza de la Iglesia”…El Domund. Carla con su simpatía nos describía como había estado junto a Sara una tarde en Cáritas, colocando ropa y ayudando a las chicas que cada miércoles atienden a los más desfavorecidos. Cathaysa nos decía que es muy difícil decir a todo que sí, pero que fue una experiencia interesante y que algunos se aprovechan a veces de las circunstancias. Pero nos cuenta que su padre le pidió un abrazo y fue diferente, porque esta vez tenía que expresar más sentimiento y emotividad. Pero sinceramente, el grupo aplaudió a la tímida de Patricia. Primero, porque se ha incorporado al grupo hace unas semanas y no dudó en realizar la tarea que se le pidió, supliendo a una compañera que no podía ir. Segundo, porque aceptó compartir una catequesis con niños que se preparan para la Primera Comunión… (Que contraste más maravilloso). Tercero, porque con su timidez pero siempre sonriente cara, aceptase de buen grado cuando los niños le recriminaban que el Padre nuestro que rezaba estaba desfasado…era el antiguo. Lo curioso es que en unos minutos se lo aprendió. Pero ahí no queda la cosa, al rezar el credo, se dio cuenta que no lo rezaba desde hacía mucho tiempo pero se comprometió con los niños a volver y rezarlo juntos. Cuarto, porque nos dio a todos una lección de humildad, saber estar y sacar los miedos afuera como dice Diego Torres en “Color Esperanza”. Me viene a la mente el evangelio de este fin de semana cuando Jesús utiliza la parábola del fariseo y el publicano…Jesús pone en su sitio a aquellas personas que se creen superiores a los demás y desprecian al prójimo. No nos damos cuenta que a veces tenemos algo de publicanos y de fariseos. Por eso he estado reflexionando la noche del viernes y me repetía una y mil veces…Yo quisiera ser Patricia…obediente, buena, humilde, sincera, sin miedos y abierta a conocer a Jesús.


Paco Guedes

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