martes, 30 de marzo de 2010

Carta al Viento: SEMANA SANTA

Los periódicos de hace quince días venían cargaditos de anuncios ofertando rebajas de Semana Santa. ¿Semana Santa en rebajas? ¿Qué será eso?. Sí, sí. Cinco días en la Costa del Sol, disfrutas cinco y sólo pagas 4. Semana santa en Santiago de Compostela, los niños gratis. Todos los anuncios que he leído, y he procurado leerlos todos, al hablar de la Semana Santa hablan de turismo, de escapada, de salidas, de playas…
Los que nos criamos con una Semana Santa sin más adjetivos, sólo santa, con procesiones, sin música, con confesión, sin retransmisiones televisadas porque no había televisión, no podemos dejar de mirar un poco hacia atrás. Porque la vida ha cambiado, claro que sí. Mis jóvenes amigos  hablan con toda la naturalidad del mundo, de irse de acampada, de aprovechar la Semana Santa para olvidarse de los estudios, el trabajo  y la monotonía de cada día. Cualquier playa donde no acudan guardias es buena para montar la caseta. O cualquier apartamento en donde, burlando al vigilante, puedan dormir nueve en vez de tres. La cosa es que, en estos tiempos, decir Semana Santa, no suena igual en todos los oídos. La mayoría entenderá por Semana Santa, semana de vacaciones. Semana Santa aquí, en nuestra isla, suena a Sur y a Maspalomas.
Bueno, ¿Y la otra Semana Santa, qué? Yo creo que también sigue sonando y hasta se publican crónicas en los periódicos aunque se anuncia bastante menos y poco se habla de ella, a no ser en los ambientes más cercanos a las parroquias. Mi experiencia personal es que en estos días las iglesias se llenan y no solamente de gente mayor. Muchos jóvenes y muchos  matrimonios con niños también participan en los actos religiosos. Algunos incluso, empiezan ya a llegar con los colores de un sol que les ha acariciado en la playa y otros con el cansancio de un trabajo que no han podido interrumpir. Hay quienes compaginan el sol con la liturgia y hay otros que mantienen la tradición y prefieren no mezclar la semana Mayor con asuntos menores. ¿Será que hay dos clases de Semana Santa, una religiosa y otra profana?
Desde hace tiempo estoy convencido de que nada hay santo ni nada profano. Somos nosotros los que hacemos las cosas, los días, las semanas o lo que sea, santos o menos santos. Ninguna semana es santa ni menos santa. Los días de esta semana  vividos en Las Meloneras no son, porque sí, menos santos que si se viven  entre las procesiones de Vegueta o la Macarena de Sevilla.
La liturgia de estos días es muy importante para los cristianos. A mí me gusta vivir el Jueves santo, el Viernes santo, la Vigilia pascual participando intensamente en las celebraciones. Pero no por eso considero que esté viviendo una semana más cristiana  que las familias que se han desplazado a la playa  o han aprovechado una oferta para perderse unos días en Fuerteventura, o se han echado la mochila al hombro y han marchado a cualquier otro lugar. Todo eso es bueno y es válido. Dependerá de los valores que vivamos, de las actitudes que tengamos cada uno para calificar de santa o menos santa esta semana.
Ayer los jóvenes de mi parroquia hicieron un hermoso y actualizado viacrucis. Y los felicité. Fela, que es catequista, necesitaba un tiempo de descanso y decidió perderse estos días  por Fuerteventura. Y la felicité. Mensa e Irene se pasan el día de hoy preparando los ramos del monumento. Y me parece formidable. Y Paqui pasará este jueves santo  al lado de la cama de su tía con casi cien años. ¿No la voy a felicitar?
En principio, mientras no se demuestre lo contrario, en la playa, en el campo y en cualquier iglesia del mundo, es posible que esta semana sea “santa”. Dependerá de cada uno, por supuesto.
Les deseo a todos una feliz y santa semana. Feliz Pascua.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar.