Hoy es 30 de diciembre. He buscado en Internet las efemérides de este día y han ocurrido en esta fecha muchos acontecimientos importantes a lo largo de la historia. De uno, el que más me afecta a mí, no se dice nada. Pero para mí es muy importante y quiero compartirlo con ustedes los que entran a este blog. El 30 de diciembre de 1971 (hace ya unos añitos) en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria de Ingenio, fui ordenado sacerdote. El Obispo era entonces José Antonio Infantes Florido. Uno de los monaguillos era Bernardo Valerón. Allí estaban mi madre y mis once hermanos y otras muchas familias y muchos sacerdotes. Y en ese momento de aquel 30 de diciembre le dije a Dios que me consagraba a Él para siempre, para ir a donde él me llamara. Elegí para la lectura unas palabras del profeta Jeremías: "Mira, Señor, que soy un niño, que no sé hablar y defenderme. Y el Señor me dijo: No temas, porque yo estaré contigo: irás a donde yo te envíe..." Y así he ido descubriendo en cada día, el destino que el Señor me ha ido dando. Y sigo sin tener miedo, al menos ordinariamente.
En este 30 de diciembre faltan muchos de la familia y muchos amigos. Pero mi familia y mis amigos han ido creciendo por otros lugares. Y ahora mi familia se llama también Arinaga o Cruce de Arinaga o Tamaraceite o Vecindario. O Tías, Antigua, Betancuria, Ojos de Garza o Melenara....
Hoy lo quiero celebrar con los que faltan y con los que están. La eucaristía de esta tarde a las 7 en Arinaga será una buena ocasión para dar gracias a Dios y volver a escuchar lo que él me dice.
Si hoy fuera 30 de diciembre de 1971 volvería a arrodillarme a repetir mi deseo de ser sacerdote. Gracias, Señor.
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