martes, 3 de noviembre de 2009

DIARIO DE UN CURA. 3 Noviembre 2009

Me alegró escuchar ater a aquella mujer que me decía: Hable con esta chica porque le hace falta que le hablen y que la escuchen. Y la mujer se marchó y me dejó con ella.
Cuando N. empezó a hablarme me sentí cura en el mejor sentido de la palabra. A veces a uno lo ven como cura para hacer un certificado, un permiso y hasta un sacramento, pero te sientes un funcionario. Cuando N. empezó a hablarme yo vi que allí había una persona que buscaba a alguien que le echara una mano... para encontrarse con Dios.
-Yo no tengo fe, me dijo. Me gustaría tenerla. Necesito la fe.
Recordé las palabras de aquel hombre que le decía Jesús: Yo creo, pero aumenta mi fe. N. ni siquiera un poquito de fe, pero ganas de tenerla. Estaba en la mejor actitud que se puede tener y así se lo dije. Lo malo es cuando uno se cierra. NO es posible ser amigo de alguien que no quiere serlo. Pero si uno quiere, el Señor es seguro que si lo quiere.
Yo no sé si N. salió animada de aquel diálogo en el archivo. Yo salí muy animado. N. me ayudó a sentirme cura. Me ayudó a fortalecer mi fe en el señor para poder transmitirla. Gracias, N.
La vida de la parroquia te sigue ofreciendo oportunidades para sentirte bien. No importa que uno a veces esté agobiado. En Las Rosas, el domingo, loschicos de 12-14 años me manifestaron su deseo de tener catequesis. Y les dije que era imposible decirles que no. Como es imposible no dar un bocadillo a quien te pide de comer. A veces uno dedica tiempo a animar a que participen. En este caso te lo piden. Les dije que sí, que yo mismo les daría la catequesis. Y me alegró que les alegrara. Pero a los pocos minutos Águeda se ofreció a ser su catequista. Más alegría todavía.
Con estas cosas, si mañana volviera a nacer no me cabe duda: ¡Me gustaría volver a ser cura!

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