Se va acabando este día y aquí me siento ante el ordenador, mejor dicho ante el Señor, y le presento la jornada. A veces me siento desbordado por lo que hay que hacer, por lo que uno no puede hacer, por las cosas que tendría que mejorar... un lío, vamos. Acabo de hablar un ratillo con Paco Martel (¡Qué gran invento esto del teléfono!): el Hospital, las parroquias, el periódico, el obispo, los vicarios, "El cartero del rey"... No, no es fácil ser responsable y serio,y sincero,y consecuente con la fe y respetuoso y obediente y valiente. Lo cómodo es aclimatarse y decir que sí a todo. Ya sé que esto que estoy escribiendo no lo entiende nadie ni tampoco es mi intención. A veces se escribe para los demás y a veces se escribe para uno mismo. O para nadie, vaya usted a saber. En mis primeros años de cura, allá en Lanzarote empecé a escribir aquellas "Cartas a nadie" que eran solo para mí aunque tuvieran un destinatario. Esta noche podría dedicar mi carta a Ángel Carmelo ekl niño recién nacido que murió aquí en el Cruce de Arinaga. Cómo se emocionaba su joven tía al hablarme de él a pesar de no haberlo visto siquiera. O a Juanma, de La Caixa, que ofreció ayuda para Caritas parroquial y se mostró sensible a la situación de pobreza. O a Mari, la argentina, que me comentaba lo difícil de la parroquia cuando la gente no se efuerza en entenderse. O a Fefa, preocupada por la ropa de los que no tienen. O a Aday, estrenando sacerdocio y con quien, a pesar de miles de diferencias ideológicas, nme entiendo de maravilla, O a Ada, que comparte su problema con sinceridad. O a Omaira, siempre alegre que me contagia buen humor y cariño y que pasó por la sacristía en la misa de Arinaga. O a Pepita la sacristana, siempre generosa, siempre activa y dispuesta. O a tí, Señor. A Tí. Que todo este día y mi conversación del pasado lunes con D. Francisco y el cansancio que a veces se acumula y las ganas de hacer las cosas bien y toda la vida de la parroquia, con sus altibajos, sean úiles. Que sirvan para que alguien esté más cerquita de Tí. Buenas noches, Señor.
miércoles, 21 de octubre de 2009
DIARIO DE UN CURA. 21 Octubre 2009
Se va acabando este día y aquí me siento ante el ordenador, mejor dicho ante el Señor, y le presento la jornada. A veces me siento desbordado por lo que hay que hacer, por lo que uno no puede hacer, por las cosas que tendría que mejorar... un lío, vamos. Acabo de hablar un ratillo con Paco Martel (¡Qué gran invento esto del teléfono!): el Hospital, las parroquias, el periódico, el obispo, los vicarios, "El cartero del rey"... No, no es fácil ser responsable y serio,y sincero,y consecuente con la fe y respetuoso y obediente y valiente. Lo cómodo es aclimatarse y decir que sí a todo. Ya sé que esto que estoy escribiendo no lo entiende nadie ni tampoco es mi intención. A veces se escribe para los demás y a veces se escribe para uno mismo. O para nadie, vaya usted a saber. En mis primeros años de cura, allá en Lanzarote empecé a escribir aquellas "Cartas a nadie" que eran solo para mí aunque tuvieran un destinatario. Esta noche podría dedicar mi carta a Ángel Carmelo ekl niño recién nacido que murió aquí en el Cruce de Arinaga. Cómo se emocionaba su joven tía al hablarme de él a pesar de no haberlo visto siquiera. O a Juanma, de La Caixa, que ofreció ayuda para Caritas parroquial y se mostró sensible a la situación de pobreza. O a Mari, la argentina, que me comentaba lo difícil de la parroquia cuando la gente no se efuerza en entenderse. O a Fefa, preocupada por la ropa de los que no tienen. O a Aday, estrenando sacerdocio y con quien, a pesar de miles de diferencias ideológicas, nme entiendo de maravilla, O a Ada, que comparte su problema con sinceridad. O a Omaira, siempre alegre que me contagia buen humor y cariño y que pasó por la sacristía en la misa de Arinaga. O a Pepita la sacristana, siempre generosa, siempre activa y dispuesta. O a tí, Señor. A Tí. Que todo este día y mi conversación del pasado lunes con D. Francisco y el cansancio que a veces se acumula y las ganas de hacer las cosas bien y toda la vida de la parroquia, con sus altibajos, sean úiles. Que sirvan para que alguien esté más cerquita de Tí. Buenas noches, Señor.
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