Escribe Paco Mira
QUE LOS JÓVENES NO SEAN VOLADORES ARTIFICIALES
Lejos de mi intención estar en contra de los voladores, aunque de
pequeño, como otros muchos de mi edad, el ruido de los mismos fuera síntoma
inequívoco de miedo y por lo tanto de llanto. Pero insisto que no estoy en
contra de ellos, entre otras cosas porque los voladores son los protagonistas
de las fiestas y el que haya fiesta supone entrar en la bonita dinámica de un
pueblo que tiene algo que celebrar y eso siempre es bueno.
Pero claro, los voladores lo que tienen
es que después del ruido, desprenden todo su colorido y.... se acabó. Su
carestía, a veces, no justifica su fugacidad. Su carestía lleva a que también
tengamos la capacidad de poder escoger los que más nos convengan, acordes con
las fiestas que podemos celebrar.
Este fin de semana se clausura en
Avila, por aquello de Santa Teresa (a la que le dedicaremos una cartita más
adelante) el encuentro europeo de jóvenes. Y siempre que se celebra un
encuentro de este tipo corremos el riesgo de quedarnos como los voladores:
mucho colorido, mucho ruido y... hasta la próxima. Creo que para los jóvenes es
una ocasión inmejorable para que sean los protagonistas, no en el encuentro que
ahora se termina, sino de su propia decisión. Ahora, en tiempos recios comienza el entusiasmo del que alardearon casi una
semana.
A veces, estos encuentros se quedan un
poco en lo efímero de los mismos: el encuentro con otros jóvenes, el convivir
durante unos días lejos o cerca de la tierra, el fervor de algunos encuentros o
las charlas de algunos personajes de los que oímos hablar y que ahora vemos en
persona; aquellas canciones nuevas pero con ritmo que invita no sólo a la
oración sino a la fiesta...pero los encuentros tienen que tener un origen y
éste puede ser el de este año.
El lema de este año no puede ser mejor:
En tiempos recios, seamos amigos fuertes
de Dios. Los jóvenes, o por lo menos muchos de ellos, tienen ahora la
oportunidad de decirle a los demás que a
pesar de las dificultades por las que estamos pasando, a pesar de los tiempos
recios que corremos, que ser amigo de Dios todavía es posible. Es posible el
poder predicar a los cuatro vientos que el mensaje de una buena noticia en
medio de tantas malas, todavía puede ser real. Que el evangelio no es algo
obsoleto y perdido, que el mensaje de Jesús de Nazaret, es posible.
Para ello cuentan con el ejemplo no
solo de Teresa, sino de Domingo de Guzmán, que no le tembló el pulso para
anunciar a todo el mundo que un tal Jesús de Nazaret sigue vivo, por eso los
Dominicos siguen en la brecha y encima se denominan orden de predicadores. Los
jóvenes son los que tienen que tener la fuerza suficiente como para no ponerse
colorados en el anuncio de su mensaje.
¡Que bonito sería, que al acabar el
encuentro esto se multiplicara como los panes y los peces!. Parece que estoy
dando una imagen pesimista, pero es que estamos en tiempos recios. El evangelio
de este fin de semana (Jn 6,41) nos vuelve a invitar a acercarnos de nuevo a
Jesús como pan que baja del cielo. Dios se humaniza en el hombre para que este
se acerque más a él, siendo ambos imagen y semejanza.
Este fin de semana todos estaremos un
poco en Ávila. Este fin de semana todos sentiremos envidia de ser jóvenes
porque en ellos está el futuro. Ahora son ellos los que tienen la oportunidad
de demostrarle al mundo, que todavía tiene algo que decir dentro de esta
querida Iglesia nuestra, que es santa y quizás pecadora también. No les dejemos
solos, porque eso será muy fácil y después nos quejamos. Sean amigos, pero
fuertes, de ese Dios en el que creen y por favor, sean capaces de contagiarlo a
los demás.
Hasta la próxima
Paco Mira
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